Reflexiones en voz alta, por: Carlos Capetillo Campos.
carlos_capetillo@hotmail.com / @capetillocampos
Hace más o menos 20 años, mi amigo Eduardo
Menéndez, dueño y fundador de la Revista Peninsular, desayunamos en el Hotel El
Conquistador, allá en el Paseo Montejo y después de ponernos al día en una como
siempre amena y larga plática, me invitó a escribir en su Revista, que ya
gozaba de algo de lo más importante en los medios, que es la credibilidad.
Le comenté en ese entonces las razones por
las cuáles no escribí de fijo en otros medios, la más importante es mi libertad
absoluta de escribir lo que pienso y como pienso. Y la respuesta de él fue la
que debe ser de todo director de un medio de comunicación: ESCRIBE LO QUE
QUIERAS PERO QUE SEA VERDAD Y SE PUEDA COMPROBAR.
Esto ya lo comenté en alguna ocasión, pero
hoy en la ocasión especial de cumplir 30 años la revista, quise expresarlo de
nuevo, porque su hijo y actual Director, Rodrigo Menéndez Cámara, que heredamos
la amistad con su padre y fiel a las enseñanzas que recibió, ha seguido las
mismas políticas de absoluto respeto a la libertad de expresión, por eso entre
otras cosas, así como la actualidad en las opiniones de sus columnistas y
editorialistas, la pluralidad que se ve en las colaboraciones, hace hoy por hoy
a La Revista Peninsular la mejor revista política del sureste mexicano y
lectura obligada en los círculos políticos de la Ciudad de México.
Felicidades Rodrigo y que vengan 30 años
más.
Pero parece que esos 30 años hacen que me
invada la nostalgia y voy a repetir lo que en alguna ocasión reflexione pero
que hoy es muy oportuno.
Cuentan que el Licenciado Antonio Carrillo
Flores, Secretario de Hacienda y Crédito Público, recibía todos los días la
visita de un empresario que invariablemente le llevaba un regalo, una corbata,
un libro, una camisa, algo que le recordara ante el Secretario. Obviamente el
Secretario se dejaba querer.
Un día el empresario le dice: señor
Secretario, usted trabaja demasiado, merece descansar un poco, yo tengo una
casa en Acapulco, un avión, una limusina y un yate, le propongo que los viernes
cuando salga a la comida, mi avión le lleva a Acapulco, mi limusina le espera
en el aeropuerto, lo lleva a mi casa y el yate estará listo para que saga a
pescar o simplemente a disfrutar del mar. El Licenciado Carrillo Flores ni
tardo ni perezoso aceptó y se hizo costumbre.
Pero un día el licenciado Carrillo Flores
dejó de ser Secretario y no volvió a ver al empresario.
Pasó el tiempo y un día se encontraron en
el elevador de Sanbors de los Azulejos allá en la Ciudad de México y el
licenciado Carrillo Flores le dijo al empresario: caray amigo como ha cambiado usted,
desde que dejé de ser Secretario no le he vuelto a ver. Antes cuando era
secretario todos los días me visitaba, me llevaba un regalo, me brindaba su
casa, su avión, su casa en Acapulco, su yate, pero desde que no soy Secretario
no lo he vuelto a ver. Caray, como ha cambiado usted.
El empresario le dijo, perdón licenciando,
yo no he cambiado, yo sigo visitando al Secretario de Hacienda, le sigo
llevando regalos, él sigue utilizando mi avión, mi limusina, mi casa y mi yate.
Yo no he cambiado, el que cambio fue usted. Usted ya no es Secretario.
Y esto me parece oportuno, porque este
domingo 30 de septiembre, termina el período de gobierno del Licenciado Rolando
Zapata Bello, un gobierno muy bien calificado, sin duda, y reconocido por los
sectores de la sociedad yucateca y como es natural ahora se pronuncian algunas
críticas.
Durante su gobierno, ha habido
funcionarios de todo tipo y algunos han convivido con sus compañeros de
trabajo, con los ciudadanos, con organizaciones y con todos los que han acudido
a ellos en busca de que cumplan su responsabilidad como servidores públicos.
Cumplieron con su deber con vocación de servicio y sirvieron con gusto, así lo
hicieron sentir y así han hecho amigos que seguramente disfrutarán con la
amistad mucho tiempo.
Y esto
es el gran capital que acumularon en este gobierno. Otros continuarán su
carrera política seguramente con éxito. Lo importante es entender que el
castigo social es el más doloroso de superar.
Los que terminan ya poco tendrán por hacer
para modificar lo acumulado en el sexenio, pero los que llegan ojalá piense que
son servidores públicos, que los ciudadanos son los que los llevaron a la
oportunidad de ser importantes, que son también ciudadanos y así deben de
actuar en cada circunstancia de su encomienda. Les irá mucho mejor que si les
invade la soberbia.
Y seguramente el próximo Gobernador
Mauricio Vila Dosal, tiene muy claro lo que necesita Yucatán, tanto por
conocimiento propio como por lo observado y escuchado durante su campaña, pero
lo más importante es cómo lo hará y con quiénes lo hará. Esto es lo más
importante. Es la clave para cumplirle a los yucatecos y por el bien de
Yucatán, todos le deseamos lo mejor.
Te saludo cordialmente.