Por: David Moreno.
Dentro del gran éxito
que tiene hoy la ficción televisiva española existe toda una corriente
revisionista que indaga en el pasado para construir toda su narrativa. De esa
tendencia han nacido auténticas maravillas como “El Ministerio del Tiempo” o “Cuéntame
Cómo Pasó” que desde sus muy particulares perspectivas narran episodios verídicos
de la historia de España u otras que toman un determinado momento histórico
para insertar sucesos de ficción como es el caso de “Las Chicas del Cable”, “Arde
Madrid” o “Tiempos de Guerra”. Lo interesante de todas estas series – además de lo que cuentan – es mirar como
desde nuestros días la televisión voltea hacía atrás para revisar detalles que
en su conjunto cuentan la transformación de todo un país y así entender mejor
porque se ha llegado hasta lo que se es ahora.
En esa misma
tendencia, Netflix ha incluido, dentro de su catálogo de estrenos del mes, una
joyita que quizá pase desapercibida para muchos pero que tiene muchos elementos
para hacer de ella algo entrañable al mismo tiempo que revisa el significado
que tenía la música en España a principios de los años 60, es decir los tiempos
en los que la dictadura franquista aún se encontraba en su apogeo y en los que
la modernidad se aparecía envuelta en discos que se reproducían a 45
revoluciones por minuto. Eran tiempos en los que todo pasaba por un brutal censura,
pero en la que algunos artistas, empresarios, manejadores y productores se las
arreglaron para unirse a la revolución musical que llegaba de otros lares en
forma de canciones de rock.
“45rpm” es el título
de una serie que cuenta la historia de Robert (el carismático Carlos Cuevas) un
talentoso músico que es descubierto por un rebelde manejador de cantantes
llamado Guillermo Rojas (Iván Marcos) quien tiene la capacidad de visionar que
el país está entrando en un proceso de cambio y que son artistas como Robert
los que van a ser fundamentales para apuntalar a la inminente transformación
social y política. A ellos se le sumará Maribel Campoy (Guiomar Puerta) una
talentosa productora que tendrá que luchar contra los obstáculos que la
industria, la familia y todo el sistema le impone a una mujer que pretende
desarrollarse de manera profesional transgrediendo de esa manera lo que se
supone está escrito para alguien de su edad y género. Los tres personajes van a
convertirse en paladines de un naciente movimiento musical que busca insertarse
en un mercado dominado por la tradición y fuertemente vigilado por los
fascistas que gobernaban España. Se van a convertir en la punta de lanza de
algo que cuajaría muchos después con la caída de la dictadura y el inicio de la
transición española y que llevaría el nombre de “La Movida”, movimiento musical
y artístico que hubiera sido imposible sin aquellos primeros aventureros que,
dentro de sus posibilidades, se atrevieron a dar los primeros pasos para que la
música se convierta en un elemento revolucionario.
Producida por
Atresmedia, una de las casas productoras más exitosas de España, la serie se
convierte un producto televisivo que refleja una época complicada en la que
soñar era difícil y en la que convertir esos sueños en realidad era toda una
epopeya. Lo hace con un diseño de producción de altísimo nivel que logra
recrear al Madrid de los sesenta, esa ciudad que aún el medio del franquismo
comenzaba a dar sus primeros pasos hacía la modernidad y a ser la ciudad cosmopolita
y pro europea que es hoy en día. Es un
vistazo a una industria en la que los monopolios dominaban el mercado y en el
que las pequeñas disqueras sobrevivían gracias a cantantes y productores que
tenían el talento para generar nuevos y disruptivos discursos musicales. Y también es una serie que se adentra en las
vidas de sus protagonistas, en como enfrentaban las vicisitudes propias de la
cotidianidad de la época y cómo a partir de las relaciones entre ellos también
se generaban pequeños cambios que contribuirían a construir una sociedad más
abierta, cambiante y moderna.
45rpm es una serie
que puede estar lejos de considerarse como transgresora, como revolucionaria en
términos del manejo que hace del lenguaje audiovisual, una serie que muchos
calificarían como tradicional. Pero eso es solamente un velo discursivo que al
ser descubierto devela un subtexto no solamente emotivo sino que refleja un
momento particular de la historia española que solo podía ser contado a través
del poder de la música.
