La Revista

70 años sin Frida, la mexicana más universal

Por Venus Rey Jr

El 13 de julio de 1954, hace setenta años, murió Frida Kahlo. Fue un martes muy lluvioso. Al día siguiente la comunidad artística le rindió homenaje en el vestíbulo del palacio de Bellas Artes. Fue la primera mujer en recibir tal reconocimiento. Algunos piensan que Frida Kahlo es un producto de la mercadotecnia y del cine, pero la leyenda que es Frida ella misma la empezó a construir desde su infancia. Cuando murió ya era una figura de primer orden en las artes de México. De no ser así, hubiera sido impensable que se le rindiera homenaje en Bellas Artes, aún siendo la mujer de Diego Rivera.

¿Por qué es tan importante Frida? Es indudablemente la persona mexicana con mayor proyección internacional. Por sí solo esto debería ser suficiente. Pero hay muchas razones: la calidad intrínseca de su trabajo; la resistencia al dolor y a la adversidad; su gran importancia como precursora del feminismo; la libertad sexual que ejerció; y lo ya mencionado: es el símbolo por antonomasia de México en el mundo.

Una gran artista

Hay personas que comparan a Frida con algunas otras pintoras de la época y afirman que si no hubiera sido esposa de Diego Rivera, nadie la hubiera volteado a ver. Y claro, nadie puede negar la grandeza de María Izquierdo, Aurora Reyes, Cordelia Ureta, Remedios Varo o Leonora Carrington. Pero aquí no se trata de comparar. El trabajo de Frida es en sí mismo extraordinario, tanto en su factura como en su contenido. Es sumamente original y ha sido elogiado por grandes creadores, empezando por Diego, pero también André Breton, Nickolas Muray, Kandinski, Duchamp y hasta el mismo Picasso. Si toda esta pléyade de grandes artistas reconocieron sin titubeo la calidad de Frida, ¿quién es uno para ponerla en duda?

Resistencia y resiliencia

Frida sufrió un horrible accidente en 1925. Un travesaño le atravesó el sexo cuando el camión en el que viajaba fue embestido por un tranvía en las calles del centro de la Ciudad de México. Tenía diecinueve años y fue un milagro que sobreviviera. Se fracturó la columna vertebral en la región lumbar, se fracturó tres costillas, se rompió en tres partes la pelvis y en once partes la pierna derecha, se dislocó el pie, se descoyuntó el hombro izquierdo y sufrió daños en el riñón. Fue también un milagro que no quedara paralítica. Pasó tres meses inmovilizada. Las lesiones tuvieron secuelas terribles. Fue sometida a treinta y dos cirugías durante el resto de su vida. Frida resistió este sino con una dignidad y una entereza verdaderamente conmovedoras. Ya no le fue posible ser madre, lo que le produjo gran tristeza. A pesar de que al paso de los años estaba cada vez más limitada y sufría más dolor, no cesó su actividad como pintora. No hubo obstáculo que pudiera detenerla.

Precursora del Feminismo

Frida es un símbolo del feminismo. Hacer arte al tú por tú en un mundo dominado por machos alfa como Diego Rivera, Siqueiros u Orozco, fue una gran proeza. Nunca se dejó intimidar por nadie. Su trabajo y su actividad como artista desafiaron las ideas tradicionales de feminidad, los roles de genero y hasta de la belleza. En esos tiempos las mujeres eran un objeto más de la casa y lo que se esperaba de ellas se circunscribía a las labores del hogar. Frida rompió estos prejuicios en una época en que culturalmente estaban arraigados hasta la médula. Frida mostró que las ideas de la belleza femenina que tienen los hombres, y en general la sociedad, son en realidad prejuicios que sirven para someter más a las mujeres. En sus autorretratos, Frida se mostraba tal cual era, con su gran ceja y su bigote, y lo hacía sin ningún complejo, en franco desafío a lo que socialmente se esperaba de la representación pictórica de la belleza femenina. La idealización de la mujer en el arte, particularmente de los artistas hombres, era cosificante y burguesa. Frida rompió con eso y en esa medida dio los primeros golpes para derribar el edificio del patriarcado-fálico-religioso-tradicionalista.

Libertad sexual

Frida era bisexual y ejercía su sexualidad abiertamente, y con ello desmitificó y desacralizó la “pureza” y la “castidad” del rancio conservadurismo. Si la libertad sexual en los Estados Unidos vivió su efervescencia en los años sesenta, Frida inició la revolución sexual en México desde los años treinta. Sabemos muchos aspectos de su vida sexual porque ella misma los escribía y los compartía. Sostuvo amistades eróticas –para usar el término de Milan Kundera– con personas muy relevantes de las artes: Dolores del Río, Chavela Vargas, Picasso, Breton y su esposa, Tina Modotti, Josephine Baker, Isamo Noguchi, Giorgia O’Keefe, Josep Bartolí; y fuera del ámbito de las artes, sostuvo una amistad erótica con León Trotsky. Y todo ello en una época machista en la que la libertad sexual de la mujer era satanizada. 

Símbolo por antonomasia de México

Para el mundo, Frida es símbolo de México. Yo creo que es una síntesis de lo que es nuestro país. Por el lado materno, tiene origen español y mestizo; por el lado paterno, tiene ascendencia judía centroeuropea. Cuando yo veo una foto de Frida Kahlo, de alguna manera siento que estoy viendo una personalización de México. Hay una foto muy famosa que le tomó Nickolas Muray: ella en primer plano, vestida en negro, de tehuana, y un fondo verde y blanco con flores. Frida era una mujer de gran belleza. En esta imagen veo a la Frida europea, pero también veo a la Frida indígena; veo a “Las dos Fridas”, y contemplo que esa es la síntesis de México: la fusión y la amalgama indisoluble de lo europeo y lo indígena, el mestizaje, la mexicanidad. No hay ningún símbolo que hacia el extranjero represente más a México que Frida Kahlo; ni siquiera la Virgen de Guadalupe. A un ruso, a un japonés o a un hindú, la Virgen de Guadalupe no les hace sentido; pero para cualquiera de ellos, Frida Kahlo los remite a México.

He tenido ocasión de hablar con gente de otros países y me impresiona el grado de conocimiento que se tiene de Frida Kahlo: en toda Europa, en las Américas, en Estados Unidos y Canadá, en China, Corea y Japón. Será producto de la mercadotecnia y de la publicidad –un film de Hollywood es un detonador de tremenda fuerza–, pero Frida Kahlo es sinónimo de México en el orbe; sinónimo de México en una forma que ningún otro mexicano podría igualar. Quizá se diga que su fama se debe a su tragedia y en gran medida a Diego Rivera, y ello quizá no estaría alejado de la verdad; pero ese no es el punto. Lo importante es la profunda e íntima identificación que se hace en el extranjero del binomio Frida=México: es el icono mexicano por antonomasia para el mundo entero.

Magdalena Carmen Friede Kahlo y Calderón nació y murió en Coyoacán. De sus tres nombres, castellanizó el Friede, que significa paz en alemán. Frida es hoy una de las figuras más importantes del arte, del feminismo y de la identidad cultural de los mexicanos. Ahora que conmemoramos el 70 aniversario de su muerte es un gran momento para reflexionar sobre su legado. Frida me inspira y me emociona. Al celebrarla no solo estamos honrando a una extraordinaria artista, sino también a una enorme mujer cuyo espíritu seguirá resonando más allá del tiempo y las fronteras. Su vida misma fue una obra de arte.

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