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La elección descalificada

José Francisco Lopez Vargas
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Claroscuro, por: Francisco López Vargas.

Aún faltan más de 70 días para la elección, pero tratar de adivinar es casi imposible, aunque haya quienes ya tienen a su ganador. Ojalá y no haya decepciones, por el bien de Yucatán y por el bien de México.

Andrés Manuel López Obrador dice que si no gana la elección, habrá fraude. Sin embargo, la elección de 2018 ya está descalificada y no por él sino por el tribunal que revisa al propio arbitro electoral.

Dos temas para la reflexión: el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación decidió que Jaime Rodríguez (a) El Bronco, estuviera en la boleta electoral a pesar de todas las tropelías y violaciones a la ley que cometió el gobernador con licencia de Nuevo León.

Las decisiones del TEPJF son inatacables y precisamente por ello haber decidido a toda costa la inserción del personaje resulta al menos cuestionable si no definible como una aberración jurídica en un país en el que la impunidad se señorea y hasta la autoridad electoral premia y justifica.

En ese mismo tono, el mismo TEPJF determinó que la PGR afectó la equidad de la contienda presidencial al difundir un vídeo de Ricardo Anaya en las oficinas de esa dependencia. En aquella visita en febrero pasado, el candidato de la coalición Por México al Frente acudió a presentar un documento en el cual exigía al encargado de despacho de PGR, Arturo Elías Beltrán, que aclarara a la opinión pública si en verdad tenía pruebas en su contra, por el caso de presunto lavado de dinero con la compra y venta de un terreno en Querétaro.

La Sala del TEPJF concluyó que tanto el Subprocurador Especializado en Investigación de Delincuencia Organizada, como el Director General de Comunicación Social de la PGR, mencionaron en el video y en comunicados la calidad de Ricardo Anaya como candidato, “y al no tener certeza o claridad sobre el contenido publicado, podría generar una posible confusión o desinformación en los votantes”, explicó el TEPJF en un comunicado.

Ambos casos no son para menos, pero el segundo daría, incluso, para anular la elección porque no sólo se usaron recursos federales y del gobierno para dañar a un candidato sino que se puso a disposición del partido en el gobierno una estrategia para dañar a un candidato presidencial, vídeo incluido y falseado.

Sin embargo, las elecciones no sólo dependerán de quienes participan, de quienes y de quienes votan sino también de quienes hoy ocupan cargos en los gobiernos federal y estatales sobre todo de los gobernadores.

Empero, los temas del fraude electoral ya no son visibles como en años pasados donde se llegó al extremo de las urnas embarazadas y los robos de las ánforas al cerrar la votación y al ridículo en Yucatán de nombrar a un segundo lugar ganador, Luis Correa Mena, cuando el tramposo, Orlando Paredes, se negó a aceptar no sólo su trampa sino su derrota y la ilegalidad de su actuar. Paredes siguió con su vida hasta que desapareció de la escena política.

En los comicios de este año, al menos en la presidencial, la actuación de los gobernadores del PRI, del PAN y del PRD además del Verde serán fundamentales el día de los comicios y su capacidad para movilizar a sus seguidores, pero también hay que admitir que el hecho de llevarlos a votar no implica necesariamente que lo hagan para quienes quieren los que los conducen.

La realidad es que los fraudes electorales son casi imposibles desde que los ciudadanos cuidan las casillas y ellos cuentan los votos, pero el ingenio lo es todo en un país con partido hegemónico que desea volver a regirlos con un candidato que ya no pertenece a sus siglas pero que si opera con los mismos métodos de sus días en el tricolor.

En Yucatán, al único estado donde el PRI no está en tercer sitio en las preferecias electorales, según las encuestas, el PAN podría pensarse es la opción más sólida pero hoy las equivocaciones de la inclusión de algunos colaboradores y las maneras de ser de sus dos principales candidatos podrían no asegurarles el triunfo.

Renán ha cometido muchos errores, pertenece a la dirigencia más impugnada del PAN que ha impuesto candidatos no sólo a alcades sino a la presidencia con Ricardo Anaya, y Vila tiene en su contra que su administración ha sido no sólo eterea sino que su actitud personal con la gente que colabora con él se ha convertido en un referente en sus negativos.

La salida de Joaquín Díaz Mena también será un tema a definir pero el PAN no sólo sanciona a quienes sacan a sus militantes sino también a quienes se salen y eso veremos cómo se refleja en los comicios y sus números.

En Yucatán se define si el buen gobierno de Rolando se refleja en las elecciones o, de plano, no afecta a su candidato ni para bien ni para mal o como le sucedió a José Calzada, perderá los comicios a pesar de ello.

Aquí, hay que decirlo, las últimas tres elecciones presidenciales ha ganado la presidencia quien gana Yucatán: Fox, Calderón y Peña. ¿Si aquí gana Meade ganará en el país, si gana Anaya será presidente o López llegará a Palacio Nacional si aquí se alza con la victoria?

Aún faltan más de 70 días para la elección, pero tratar de adivinar es casi imposible, aunque haya quienes ya tienen a su ganador. Ojalá y no haya decepciones, por el bien de Yucatán y por el bien de México.

José Francisco Lopez Vargas
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