Tinta del 68, por: Francisco Solís Peón.
La entrada del otoño en la Ciudad de
México siempre conlleva un tufo a sangre. Esta vez se cumplió medio siglo del
tiste incidente del 2 de octubre de 1968 en la plaza de las tres culturas,
corazón de Tlatelolco.
El martes de hace tres semanas me tocó ser
un espectador pasivo de la marcha conmemorativa que se llevó a cabo
razonablemente en paz, solo manchada por los incidentes de los ignorantes
antisociales autonombrados anarquistas.
Lo verdaderamente interesante de la
efeméride es el arropamiento cultural que opacó por mucho el tema político.
En primera instancia la apertura del
espacio permanente para como monumento múltiple, configurar un memorial que otorgue vida
eterna al recuerdo.
Posteriormente los raudales de tinta en
prácticamente todas las secciones culturales de los diarios nacionales, podemos
englobar el fenómeno “repensar el 68”.
Y por último pero no por eso menos
importante, los documentales y las mesas de discusión organizadas, ahora sí,
por todas las cadenas televisivas del país, todas espléndidas.
Recuerdo que hace 20 años un servidor
fungía como integrante del comité editorial de la entonces Asamblea Legislativa
del entonces D.F. Con el triunfo de Cuahutémoc Cárdenas se decidió hacer una
reedición conmemorativa de las tres obras más emblemáticas del movimiento. La
discusión se puso ríspida (más bien el ríspido fui yo).
Argumenté que los libros no tenían que ser
necesariamente tres, al ser tan mínima la literatura del movimiento cabía en el
presupuesto al menos 4 y un CD de la película “El grito”.
Vaya, terminaron editando “El gran
solitario del palacio”(1), “La noche de Tlatelolco”(2) y “Días de guardar”(3).
Sin embargo fue una gran injusticia dejar fuera al mejor libro del subgénero:
“Los días y los años”(4).
Lo leí en la CD. De México, recién
“desempacado” de una provincia tan conservadora como Yucatán. Los tiempos de la
campaña 1987-88, el idealismo puro, la gran capital, el país cambiaba como 20 años antes; cambió.
Lectura obligatoria gusten del tema o no,
tiene todo, prosa literaria, compromiso político ante la injusticia y sobre
todo, salió del corazón de uno de los principales protagonistas del movimiento.
La mezquindad política puede ganarle a la
buena literatura pero solo momentáneamente, la necesaria reivindicación de Luis
González de Alba y su obra “Los días y los años” solo está en proceso…
(1).- René Avilés Fabila. Ed. Losada Buenos
Aires 1970.
(2).- Carlos Monsivaís. Ed. Era México
1970.
(3).- Elena Poniatowska Ed. Era México
1971.
(4).- Luis González de Alba Ed. Era México 1972.