Claroscuro, por
Francisco López Vargas.
¿Dónde quedaron los quejosos de todo? Ni uno sólo salió a protestar por la manera burda y desaseada como se realizó la consulta del nuevo aeropuerto; nadie salió con los 45 mil empleados de Texcoco que perderán su empleo el uno de noviembre para exigir rectificación; ni uno sólo realizó mítines ni plantones en la casa de transición de López Obrador por su arbitraria decisión que no sólo afecta a los inversionistas del país y del extranjero sino también a la gente que ya recibía los beneficios de la obra.
López, sin embargo, siguió manipulando a la gente. Les dijo en un vídeo que los maloras, esos miembros de la mafia, los que no tienen llenadera estaban pensando convertir las 600 has del aeropuerto Benito Juárez en un nuevo Santa Fé.
Un negociazo de los corruptos y eso es precisamente lo que tiene que parar: la corrupción, porque esa daña al país, dijo muy ufano. Sin embargo, la corrupción no es una práctica censurable si la realizan los otros. La corrupción es dañina así la practiquen también los del nuevo gobierno.
El problema, mi problema, es que no le creo a Andrés Manuel: justifica que en la consulta no haya habido vigilancia, que los “custodios” de la elección se llevaran las urnas a sus casas, que ellos mismos llenaran las boletas, que ellos mismos indujeran a la gente a votar, que la tinta no fuera indeleble, que no había padrón electoral, que no hubiera siquiera una vigilancia de autoridad alguna para evitar que se votara varias veces, como quedó evidenciado.
No, eso no es corrupción precisamente porque lo practica el pueblo bueno.
Si propone a la esposa de Riobóo como magistrada a la Suprema Corte de Justicia y además a la hija jueza de Olga Sánchez Cordero para el mismo cargo, pues no es nepotismo y tampoco tráfico de influencias. Eso lo hacía el PRI-AN y nunca el pueblo bueno.
Si se anuncia que el empresario Romo será el jefe de la oficina de la presidencia, pero su empresa será la que tenga a bien proveer todas las plántulas para reforestar millones de hectáreas, eso tampoco es tráfico de influencias.
Pero ellos nos vendieron que eran distintos, aves que cruzaron el pantano sin mancharse, pero se aliaron con el Verde, ese partido que ha sido capaz de las peores vilezas y cuyos dirigentes no es inmutan en estar con el PAN, con Vicente Fox; con el PRI, con Peña Nieto; y ahora con Morena. El IFE y el INE los crea y ellos se juntan. ¿Diferentes en verdad?
Elba Esther fue agredida y señalada, la peor de la historia nos dijo López Obrador hasta que necesitó de ella. Su aliada se apresta ahora, con él, a revivir sus viejos tiempos de lidereza-propietaria de su sindicato.
A Peña le criticaron que tenía fiscales a su modo, le exigieron que parara con eso y hasta promovieron leyes para que se anulara la posibilidad de que el fiscal fuera su carnal. Con López es aceptable, es indispensable que el mesías tenga todo el poder y claro que el de la ley también debe ser suyo.
Era una urgencia tener transparencia en las elecciones y en todas las votaciones porque el INE era parcial. El INE cumplió a cabalidad, pero ellos hicieron su consulta, amañada, sucia, vulgar, pero más barata que el INE porque no es confiable y cuesta caro.
Los botones de muestra pareciera que no entran en el ojal de la 4ta. Transformación y sus representantes en los estados llegan amenazando a los delegados e, irónicos, les preguntan: “sí tienes claro que te vas, ¿verdad?” seguido de una retafila de descalificaciones e insultos que merecerían, al menos, un golpe en el rostro ante lo ofensivo y difamatorio.
Andrés no será un presidente distinto. Su cambio de régimen parte de su decisión de dejarle claro a todos que él es el presidente, como si no lo fuera, y que desde la economía hasta la política todo pasará por sus manos, por sus decisiones y que nadie podrá anteponerse a sus decisiones.
Bien. Logramos encumbrar a un presidente que se cree autónomo. Tantos años de acotar el presidencialismo para volver a reinstalarlo y darle además el Congreso Federal y más de la mitad de los de los estados.
La visión de gobernante omnipresente, del que tienen que esperarlo para iniciar el baile, del que tienen que pedirle permiso para los negocios, para los permisos, para todo. Vaya avance, vaya poder. ¿Y los que de todo se quejan, que por todo hacían plantones, gritos y sombrerazos, movilizaciones y demás?, ¿dónde están?
Se entiende lo apocopados del PAN, PRI y PRD, pero ¿y la sociedad civil, las organizaciones que siempre ponían el grito en el cielo, las que clamaban por limitar al presidente?, ¿dónde están hoy cuando realmente se les necesita?
Vaya que hoy no vale quedarse sentado frente a la computadora para mandar tuits o post en el muro de Facebook. Llego la hora de movilizarse, de manifestar el descontento, de evitar el autoritarismo y las mentiras. Llegó la hora de ser sociedad civil real o, de plano, ¿con López ya no hay corrupción ni imposiciones?
