La habitación de al lado está lejos..Esta celeste y celestial, difuminada. En el corazón.. A veces no basta abrir la puerta, y otras es tan sencillo como dejar que entren el amor y los recuerdos por la ventana del alma… La habitación de al lado es blanca. Nostálgica. Sabe a sal. A todo! A calor..
Era 12 de noviembre en México. Y en el mundo. Recordaban al rey, al torero de ley, al matador etéreo y eterno, a David, al hijo del Tigre, a un Silveti, al torero de la mística y la pureza, al ser de duende y misterio, al hermano de Alejandro, a la verdad de la tauromaquia. El papá de Diego..
Era 12 de noviembre, dolía el recuerdo como la primera vez, quizá más fuerte, más sereno pero más fuerte, y querían entender la belleza de la habitación de al lado, silenciosa en los sonidos de sus ecos, pura, sincera. Y por eso recordaban la esencia y la impronta de David Silveti…
..su mítica y mística muleta, su grato saber hacer más grande todavía una dinastía, su habla dulce y sensata, aquel algo que únicamente tiene el que tiene: el ángel, el hechizo, el no sé qué… Recordaban a un torero como pocos: David Silveti! El que estará en su mar de nubes junto al sueño sevillano-principesco de otro grande: Josemari Manzanares..
Era 12 de noviembre: un mes de tardes cortas..
Dedicado a la memoria de David Silveti
A mi querida familia Silveti
A Carlos y familia
A Luis
A todos los que, como yo, echan tanto de menos a los que están en la habitación de al lado
A la memoria del siempre Eterno Manzanares, y a su familia
A mi mago, hoy y siempre
