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CFE

Carlos Capetillo Campos
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Reflexiones en voz alta, por: Carlos Capetillo Campos. 

carlos_capetillo@hotmail.com / @capetillocampos

Ante la unificación de la sociedad yucateca y sectores de los Estados vecinos, contra los cobros excesivos e injustificados que la Comisión Federal de Electricidad realiza a los usuarios de todo tipo de clasificaciones, y que, al no cubrirse oportunamente, suspenden el servicio causando graves daños al afectado, es obligado una reflexión.

Y esos daños que muchas veces se generan en los equipos eléctricos y electrónicos por la repentina carga que les llega y eso no se les indemniza.
Y básicamente los empresarios a través de sus Cámaras son los que han organizado las protestas en diferentes modalidades, sin que hasta la fecha haya habido una respuesta favorable a la petición.

Siendo la CFE una empresa pública estos abusos y falta de respuesta justa es doblemente grave.

Ya hemos comentado la importancia de la empresa pública en la vida nacional, ya que cumplen con funciones de la mayor trascendencia, y si bien uno de los objetivos es igual a cualquier empresa privada, la de obtener utilidades económicas con el fin de garantizar el empleo que sin duda es la base de la dignidad humana y que estos empleos son muchos cientos y a veces miles como es el caso de la CFE.

También es cierto que es indispensable que a estas empresas las dirijan personas que sepan administrar, no acreditado por sus currículos sino por sus resultados y que las autoridades hacendarias sustituyan la deshonestidad y la ineficiencia con el cómodo expediente de trasladar a los ciudadanos, supuestamente dueños de la empresa, pero a quienes nunca le rinden cuentas ni les consultan sobre los nombramientos de quienes las dirigen los costos, pero eso sí, presumen de que obtienen mejores resultados económicos.

Pero los resultados económicos solo mejoran si se reducen los costos y esto no se limita a afectación del personal sobre todo de confianza, sino a la operación en su conjunto sobre todo en el contenido de los contratos colectivos, ya que los directivos no tienen capacidad para analizar o convencer a los dirigentes de los trabajadores que por lo general están muy versados en el tema y terminan dando lo que piden con tal de que no haya problemas aunque el impacto financiero sea superior a las posibilidades de la empresa, sobre todo en el renglón de la edad para jubilarse sin tomar en cuenta la evolución de la vida a una mayor expectativa por lo que la vida laboral debe prolongarse no reducirse.

Y como el ejemplo de los directivos no son precisamente de honestidad y eficiencia, de esto se agarran los directivos sindicales para sacar ventajas por todas partes pero que acaban afectando a la operación y a las finanzas de la empresa e inclusive a las finanzas públicas, que como siempre terminan impactando a los ciudadanos y al desarrollo del país, si no, que nos lo platique el Fobaproa, que se ha vuelto una pesada losa no solo para nosotros, esta generación , sino a varias de las que vienen y los responsables tan campantes.

La sociedad convencida de que los directivos son corruptos e ineficientes está sensible a cualquier protesta y desconfianza con relación a las empresas públicas y esto, la falta de credibilidad, es muy grave daño al gobierno.

La empresa pública, sus funcionarios deben atender de inmediato cualquier protesta de los usuarios, sus verdaderos dueños, aunque sea en teoría, y encabezar cualquier gestión ante los organismos correspondientes, para la solución del problema.

Te saludo cordialmente.

Carlos Capetillo Campos
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