Y al abuelo, en los días que ya acariciaban el dorado mes de diciembre, le pidieron los niños que les contara un cuento… Uno muy bonito, con sabor y emoción..
“Este es un cuento que sabe a turrón y a la Navidad, y también a abril, a mediterráneo en el alma y a Sevilla en la fantasía. Esta es la bonita historia de un pequeño que se parece a los de Dickens, un andaluz al que le toca vender turrón por las calles y los pueblos y las plazas..
Junto a sus padres! Y olé su madre!
Es el cuento hecho sueño y verdad por un flamenco de Vejer de la Frontera, y también de Utrera. Cádiz y Cai y quejío en el ser que de la voz hizo arte, aroma y latido. El que fue con “la Bernarda” cante y olé, y el que al Maestro Manzanares cantó con raza, gitanería, pasión y fe..
Es el cuento de un ser que hizo belleza en las palabras “Ole tu madre, qué despacito torea Josemari Manzanares”…
Y también es la historia de mi corazón de niño en mi piel de hombre, la historia de mi vida muy vivida, de aquella faena: de Andadoso y Las Palomas y Algeciras, de Núñez del Cuvillo y del Maestro de Maestros. De Camarón, de la emoción, y de Manzanares…”
Y a los pequeños, que eran muy taurinos y muy talavantinos también, les encantó el cuento aquel tan extraño y lleno de calor..
Dedicado a la memoria de El Turronero y de Josemari Manzanares
A mi mago
A aquella tarde de Algeciras y a muchas otras
Al toreo
Al flamenco
A los niños y a los cuentos
A mis rondeños en el cielo, que tanto me hablaban de Bernarda y Fernanda
A mi Luis
A Carlos
Y a mi flamenco