La Revista

La verdadera transformación somos nosotros.

Jessica Saiden Quiroz
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Estamos a unas cuantas horas de la alternancia, el cambio del Poder Ejecutivo Federal establecido por la Carta Magna mexicana, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; con ello concluye e inicia al mismo tiempo, una nueva historia política para nuestro país.

Vivimos bajo el amparo de una democracia legalmente establecida, por lo que… ¿Podremos entonces hablar de un cambio de régimen, de una transición política o de la llamada cuarta transformación?

La escritora Gabriela Palavici Corona, en su libro “Gobernabilidad y Democracia” indica que, como régimen, la democracia se refiere a una forma de gobierno, pero lo que caracteriza al tipo de régimen es si se define como incluyente o excluyente, legítimo o impositivo, donde el poder esté distribuido o concentrado, manifestándose la participación ciudadana ante el respeto de los derechos del individuo.

Afortunadamente ya no vivimos bajo sistemas totalitarios o absolutistas y tenemos la protección de las leyes así como las instituciones; sí, lo sé, tanto éstas como aquellas, están marcadas por la ineficiencia de sus funcionarios.

A unas horas de finalizar su administración, la historia calificará al aún mandatario Enrique Peña Nieto, esto deberá ser un ejercicio individual del pueblo mexicano, lo hecho ya está y lo que no, lo deberá hacer alguien más, así es la vida.

En los últimos cuatro meses se ha dejado observar algunas características del nuevo gobierno federal; cada entidad política tiene que tener un sello que los caracterice, trabajando con las herramientas presupuestarias y sociales con las que cuente.

Esas huellas indelebles que nos pueden dejar ver el origen, la sinapsis y el destino de sus acciones públicas para el siguiente sexenio, como la ¿guerra? contra el narcotráfico impulsado por Felipe Calderón Hinojosa, las ¿reformas estructurales? de EPN o el cambio de régimen, de Vicente Fox Quezada.

No pretendo ser la pitonisa del oráculo de Delfos ni me aventuraría a predecir con exactitud qué sucederá en este nuevo gobierno, pero me arriesgaré a señalar algunas situaciones que (probablemente) ocurran:

Primero, se vienen nuevas consultas públicas ciudadanas, aprovechando que ya se hicieron dos, a los mexicanos y mexicanas se nos preguntarán muchos temas, desde los proyectos de infraestructura hasta posibles investigaciones a las administraciones anteriores.

La información es poder y hay que transmitir esta información útil a nuestros semejantes, usted puede asistir o no a un Centro de Consulta, pero en la vida hay que ejercer la voz que nos faculte a elegir entre uno u otro camino.

Segundo, la política del sistema partidista se transformará, donde se tendrá que trabajar en consensos, porque aunque Morena tenga mayoría relativa para modificar leyes secundarias, en algunas normas fundamentales se requerirá de los acuerdos entre las fuerzas del poder constituido, así es la política y lo ha sido siempre.

Tercero, la relación entre los Estados y la Federación será tensa, esto por la figura de los llamados Súper Delegados. Se habla de la desaparición de Poderes por parte del Senado hacia las entidades que no acaten las órdenes federales (que no creo que suceda).

La Comisión Nacional de Gobernadores deberá ser un puente con la Presidencia, haciendo, otra vez, reitero, política; en un choque de trenes todos salen heridos, la Ley así como el respeto debe ser una prioridad.

Cuarto, se viene un gobierno austero, con lo que esto conlleva al aparato burocrático, canalizando un gran porcentaje de los ingresos a los sectores sociales, intentando por enésima ocasión, disminuir los niveles de pobreza nacionales.

Los llamados ajustes sexenales, aunque parecen conceptos repetitivos, tendrán que ir por delante. Se terminaron las canonjías para la elite gubernamental, el panorama macroeconómico mundial no permite ni permitirá que se continúe exprimiendo más al presupuesto para usos personales.

Las proyecciones del nuevo gobierno apuntan hacia incrementar las pensiones hacia los adultos mayores, darle becas a los estudiantes y la creación de plazas laborales. Dentro de este espectro está terminar con la corrupción, ese factor que cuesta afecta al emprendedor, al comerciante, a todos.

Quinto, la polarización entre los mexicanos aumentará. El país ya no solamente está dividido en dos partes, sino en tres, por demás interesante será el desempeño que tengan las asociaciones civiles este sexenio así como las elecciones intermedias… ¿se reforzará el partido dominante en el poder? ¿Tendremos nuevas figuras independientes? ¿Qué sucederá con los partidos tradicionales?

Sea lo que fuese, y alejados de las convicciones ideológicas, tenemos que entrar a esta nueva administración con la consciencia de que si le va bien a México, nos va bien a nosotros, de que si crece el país económicamente, nos irá mejor, de que si Andrés Manuel hace un buen gobierno, tendremos un presente sólido.

Es válido la crítica o disentir por un proyecto, pero a final de cuentas la transformación está en cada uno de nosotros, vamos a dar lo mejor que tenemos todos los días.

Jessica Saiden Quiroz
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