.. amanecía entre jirones de niebla un bonito 19 de diciembre, uno más. Por las calles tan blancas, tan históricas, tan rondeñas de Ronda ya no caminaba el Maestro Ordóñez camino del bar Maestro…
Y ya eran veinte años sin su presencia…
El que sí caminaba aquella mañana era un joven, un adolescente. Como era un alumno excelente había recibido un premio por una presentación de Química. Y lo recogería en el Casino del bello lugar malagueño…
Se trataba de un chico que, casualmente, cumplía diecisiete años ese 19 de diciembre. Diecisiete! Qué edad tan perfecta! Tanto por hacer, tanto por decidir, algún amor de verano por vivir.. la vida en aventuras…
Era un joven responsable. Sevillano. Por la noche cenaría en familia y al día siguiente, inicio de vacaciones, festejaría con los amigos. En Ronda, la blanca y redonda, iban a regalarle un capote de Maestro Ordóñez…
Era un chico taurino. Manzanarista y talavantino..
Me hice aficionada porque ya me hablaban del rondeño universal cuando tenía dos años..
Luego, escribir varios libros del Maestro, me permitió conocer a mis Ángel, Juani y Noel, hoy en el cielo con su querido Antonio
Y a mis “hermanas” Macarena y María
Dedicado a la memoria de Antonio Ordóñez
A Julián Contreras
A Carlos, feliz cumpleaños
A Carlos
A Javi, feliz cumpleaños
A mi Luis
A mi mago
A Manzanares, in memoriam
A mi Ronda
Y a mis sevillanos