Por: Alan Javier Contreras Castillo.
El 8 de enero de 2019 fue un día que pasará a la historia por dos razones, en primer lugar, por la reunión de los actores políticos priistas con un mensaje de unidad en el marco de la inscripción de la planilla de sus consejeros locales para el Comité Directivo Estatal de su partido, y en segundo lugar, por la rueda de prensa por parte las titulares de la Secretaría General de Gobierno y de la Contraloría General del Estado, en donde se anunció que serán interpuestas más de veintiséis denuncias ante el Ministerio Público contra quien resulte responsable por el desvío de 533 millones de pesos detectado en la administración del anterior titular del Ejecutivo.
A mi parecer, una acción desencadenó la otra. Ambos partidos habían estado comportándose con mucha cautela y sin dar mayor motivo para que los reporteros tuvieran tela de donde cortar (salvo los titulares de los 1900 millones de pesos faltantes para el último trimestre del año pasado). Regresando al 8 de enero, la militancia priista recibió un gran respiro, sus mayores líderes se habían reunido para llegar a un acuerdo de unidad, aquellos grupos de poder dentro la misma institución había alcanzado el consenso para una decisión interna y ese acto, además de volver a dar ilusión a los simpatizantes, militantes y cuadros del partido, obtuvo un efecto colateral. El partido en el poder, definitivamente adoptó medidas para diluir el alto impacto que tanto en medios digitales como tradicionales obtuvo la nota de la unidad priista.
La nota del desvío del gobierno anterior sin duda logró mermar el efecto expansivo que generaron los actores priistas. No es un ningún secreto que la muestras de cohesión en el PRI derivan en una llamada de atención para las demás fuerzas partidistas en el estado debido a su amplia trayectoria en el poder y a que tres de los más distinguidos políticos a nivel nacional, se encuentran tan humildes en la misma foto.
Evidentemente dentro del partido de los tres colores, el niño acaba de nacer y para todos es en extremo hermoso, casi a un nivel utópico. De mantenerse en esa misma tesitura donde los egos no generen conflictos futuros, los demás partidos, estén o no el poder, podrían tener muchos dolores de cabeza e ir perdiendo espacios hasta que el fénix renazca de entre las cenizas con más fuerza. En caso contrario, de ser un ave de fuego, podría convertirse en una blanca paloma que no tuviera lugar en las disputas por el poder, pero eso, sólo el tiempo y por supuesto las coyunturas, lo dirán.
Alan Javier Contreras Castillo
Lic. en Ciencias Políticas por la Universidad Modelo
Director Ejecutivo de C&C Consultores
Consultor en “ORÍGENES”
Asesor de la LXIII legislatura- Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
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