La pluma de Platón le ha permitido a la humanidad ser testigo del Padre de la Ética en su máximo esplendor. En el Critón, diálogo platónico sobre el deber, se narran las últimas horas de Sócrates de Atenas; en este diálogo Sócrates convence a Critón -personaje cuyo nombre inspira el título del diálogo- que es mejor quedarse a cumplir su condena a huir, ya que éticamente es lo que debe hacerse.
El Critón narra la última noche de Sócrates antes de la fecha de su ejecución. La verdad es que las autoridades no tenían mucho interés en ejecutar a Sócrates, pues estaban conscientes de lo poco fundadas que eran faltas que se le imputaban, así que crearon un escenario favorable para que Sócrates pudiese huir de la ciudad -designaron una fecha lejana debido a festividades religiosas, así las autoridades y el público estarían más concentrados en los ritos que en la ejecución-. De igual forma, Sócrates contaba con muchos amigos aristócratas influyentes, a pesar de su pobre condición económica, que lo podrían haber auxiliado para escapar, como intentó hacer Critón al inicio del diálogo.
Se podrían escribir tesis completas sobre cada uno de los argumentos que el páramo de Atenas expuso sobre el porqué, ante todo, debía procurar la rectitud de su actuar aunque eso significara perder la vida, pero lo que me gustaría rescatar de este magnum opus de Platón, es el espíritu de la Ética socrática que debería promoverse en la sociedad mexicana y sus instituciones para poder erradicar el mal de la corrupción que tanto nos aqueja.
Asimismo hoy -como en la vieja Grecia- es imprescindible que estos principios estén presentes. Con mayor razón en los órganos encargados de la vigilancia e implementación de políticas anticorrupción de los organismos públicos. Nos referimos a eso por que a partir de la designación de José Luis Villamil como integrante del Consejo de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción del Estado de Yucatán ha nacido una controversia. La controversia surge de la relación que el nuevo consejero tiene con Manuel Castillo Rendón, antiguo integrante del mismo consejo, quien es su cuñado. Este parentesco -sin duda pone en conflicto los intereses y la transparencia del proceso de selección- ya que no fue mencionado hasta después de la designación.
Cabe mencionar que el Consejo de Participación Ciudadana no es quién designa a los nuevos integrantes, sino una comisión de siete integrantes creada por el Congreso del Estado. El proceso de designación de consejero de un comité que tiene de encargo acompañar la aplicación de las disposiciones en temas de anticorrupción en las instituciones públicas y sociales se ha visto manchado de imparcialidad e intereses particulares. Independientemente de si el ciudadano José Luis Villamil era el mejor candidato para el puesto, ocultar la relación de afinidad con otro consejero podría poner en duda su legitimidad como defensor de la transparencia y el Estado de Derecho. La reposición del proceso puede ser la única salida ética que tengan todos a este laberinto de ambigüedades.
Al empezar a leer el Critón, es natural tomar partido con el ya mencionado e implorarle a Sócrates que huya y salve su vida, pero cuando Sócrates explica que escaparse de su condena implica no poder seguir siendo él mismo, ya que actuaría en contra de todo lo que ha pregonado a lo largo de su vida, entendemos porque él es considerado el padre de la Ética. Antes muerto que incongruente. Los mexicanos en general deberíamos ser mas como Sócrates y procurar ante todo la rectitud al actuar y la congruencia; los mexicanos que están a cargo de órganos públicos, u órganos de vigilancia no tienen opción.