La Revista

Crispación

José Francisco Lopez Vargas
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Claroscuro, por: Francisco López Vargas.

Hoy
presenciamos a un presidente que repite la misma historia de quienes lo
antecedieron, pero escudándose en el “pueblo bueno” que dice representar. López
desprecia a quienes lo contradicen, desprecia a quien no le da la razón y a
quien censura o critica su proyecto.

Hace muchos años que en México vivimos un país crispado: los
homicidios del ´68, los del 71, el nacimiento de la Liga Comunista 23 de Septiembre,
del Partido del Pueblo, de la guerrilla de Genaro Vázquez en Guerrero, pasando
por los días de la guerra sucia, de Acteal, el zapatismo, los asesinatos de
Colosio y Ruíz Massieu, el narco y su combate en los días de Calderón y hasta
hoy…

Las condiciones del país es verdad que no han cambiado mucho.
Sería mentira decir que no ha habido desarrollo, crecimiento económico, pero
también hemos sido incapaces como país de combatir y consolidar proyectos que
reduzcan esa enorme desigualdad que tiene a la mitad del país en la miseria.

Dudo que sea repartiendo dinero como logremos salir del bache,
pero tampoco creo que sea con la nueva forma de generar políticas educativas, o
de ciencia y tecnología…

A cinco meses de la toma de posesión de Andrés Manuel López
Obrador hubo gente que salió a exigirle su renuncia, pero ese radicalismo
también se entiende cuando tenemos un presidente que utiliza su legitimidad,
sus 30 millones de votos para insultar a quienes no apoyamos su proyecto.

¿Por qué la gente votó por López? Por esa misma crispación, por el
hartazgo, por la corrupción y esa arrogancia que padecemos los mexicanos de
quienes llegan al poder.

Eso no ha cambiado. Así es el presidente: ofensivo y hasta
mentiroso cuando se trata de justificar sus ofensas, sus insultos…

Hoy estamos presenciando a un presidente que repite la misma
historia de quienes lo antecedieron, pero escudándose en el “pueblo bueno” que
dice representar. López desprecia a quienes lo contradicen, desprecia a quien
no le da la razón y a quien censura o critica su proyecto.

López se está cebando en la población más vulnerable del país:
niños a los que les quita las guarderías, niños con cáncer a los que les
cancela sus medicamentos, enfermos de VIH a los que les niegan los medicamentos
y se aprovecha de una enorme población que recibirá sus beneficios y su
abyección: ninis y adultos mayores.

El presidente está haciendo el proyecto político que él considera
es el correcto para el su visión de país, pero no está cumpliendo sus promesas
de campaña, como lo hicieron sus antecesores.

Lo realmente grave no es que sea un presidente que se escuda en
una transformación falsa e ilegal para la que no está modificando el entramado
legal, sino que está engañando a quienes votaron por él con mentiras todas las
mañanas.

Al presidente le molesta que en México hayamos quienes sí deseamos
un aeropuerto de primer mundo -aunque lo usemos poco- porque eso nos permite
ser destino de todos: para visitar, para invertir, para vender, para
divertirse, para desarrollarnos e ir escalando poco a poco en ese desarrollo
económico que no termina de llegar.

El presidente es un auténtico producto de nuestra provincia más
aislada: le molesta que haya gente becada que se especialice en algún tema, le
molesta que la gente se vaya a estudiar al exterior para conocer el mundo y las
diversas opciones que ofrece; le molesta que haya gente que aspire a tener
mejores ingresos ya sea preparándose más, educándose más, invirtiendo más.

Al presidente le molesta que haya gente que le exija y
precisamente por eso se queda con quienes le agradecen las dádivas, los
obsequios, los que no aspiran a ver el mundo, ni a saber más sino a hacer lo
que han hecho siempre.

Los desprotegidos tienen que seguirlo siendo porque son ellos los
que nutren esa visión cortita de lo que debiera ser el país: uno que se recorre
en tren, que come en fondas y mercados, a los que les alcanzan los $2,600
mensuales para sobrevivir sin exigir resultados, pero sobre todo que idolatran
al gobernante que les permite vivir, pero pobre de ellos si se olvidan de
gracias a quien lo están haciendo…

Es verdad que López es presidente legítimo, es verdad que no tiene
la culpa que haya 51 por ciento de la población en pobreza extrema, es verdad
que quienes lo antecedieron acumularon ese agravio que él supo capitalizar para
su causa, pero también es verdad que el presidente miente, que polariza y que
es profundamente prejuicioso, mal informado e ignorante.

El presidente no escucha a nadie, no entiende las consecuencias de
sus actos y, para él, lo datos duros, de quienes nos dedicamos a analizar el
país, no son más que la consecuencia de que recibíamos dinero del PRI o del
gobierno y esa ausencia de patrocinio nos hace ser bélicos y agresivos con su
4T.

Con esas ideas, la polarización seguirá y los radicales de ambos
lados seguirán crispados.

José Francisco Lopez Vargas
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