Claroscuro, por: Francisco López Vargas
Las razones que provocaron el asesinato de Luis Donaldo Colosio tienen que ver con el cambio que se avecinaba para el país. Para muchos, el haber dejado de lado a Manuel Espinoza Iglesias, Agustín Legorreta Chauvet, Carlos Abedrop Dávila, al expropiarles la banca como justificación de los errores políticos y económicos de los gobiernos de López Portillo y Echeverría Álvarez significó quizá el ultimo ladrillo de un sistema político del que se había abusado no sólo en temas del poder real sino también en los temas de corrupción.
Los escándalos de Echeverría y López Portillo quizá nunca se sabrán a plenitud porque los periodistas de esos días ya han fallecido o porque no hubo evidencias del saqueo ante lo cerrado de la información. Además de que muchas evidencias se habrían perdido con el sismo de 1985 y la regla no escrita de encubrir a quien le entregaba el poder al sucesor.
Hoy padecemos las decisiones no sólo de esos años, sino también sus consecuencias.
En junio de 2001, el que fuera presidente de la Asociación Mexicana de Bancos en los tiempos de la expropiación, en una extensa entrevista con Carlos Acosta para el semanario Proceso, Carlos Abedrop Dávila afirma que la expropiación de 1982 es la causa de que la banca mexicana esté hoy bajo control de capital extranjero dice: “La expropiación desplazó a toda una generación de banqueros, no sólo dueños y accionistas, sino a la mayoría de funcionarios bancarios del más alto nivel y eficiencia, que no quisieron trabajar para el gobierno Y los pocos que quedaron duraron poco por el influyentismo de los políticos”.
Además, agrega en la entrevista, la expropiación desmotivó a los inversionistas mexicanos para invertir en bancos A quienes volvieron a tener confianza con la reprivatización de Salinas, “les fue como en feria cuando vino la crisis de 1994-95. Después de que los bancos duraron secuestrados 10 años por el gobierno, se animaron, pero esa segunda lección acabó con la vocación de inversión privada nacional en los bancos.
“Así que la extranjerización de la banca que se está dando en estos momentos es una cosa perfectamente lógica. Como no había ni funcionarios que encabezaran una buena gestión de los bancos ni capital mexicano disponible en las cantidades suficientes para capitalizar los bancos, la extranjerización era inevitable. Pero —remata—, así sea eso doloroso y lamentable, es mejor tener una banca extranjera que una banca ineficiente”.
En la privatización de la banca, se empoderaron los personajes que hoy son parte de la élite empresarial del país Carlos Slim es dueño de Inbursa; Roberto Hernández, compró y vendió sus acciones de Banamex a Citi Bank, o Alfredo Harp Helú, también socio de Banamex Accival. Harp fue quizá el primer secuestro más sonado en marzo de ese mismo 1994 aunque en mayo de 1992 también secuestraron a Joaquín Vargas Guajardo, propietario de MVS.
El cambio de actores siguió por la derrota del PRI, que logró evitar se consolidara en 1988 mediante un fraude y en 1994 cuando ganó por el miedo, pero que ya fue imposible parar en el 2000 sobre todo porque el gobierno dejó de organizar los comicios y se crearon organismos de la sociedad civil que lograron iniciar un proceso democrático a partir de la transición política de 2000. En 1997 el PRI perdió la eterna mayoría en la cámara federal de diputados.
Sin esa transición política, hoy López Obrador no sería presidente aunque la inestabilidad social en el país quizá hubiera provocado un incremento de la violencia y de la inestabilidad, pero la violencia sigue creciendo a pesar del triunfo del opositor y la inestabilidad también forma parte del día a día.
Las causas que se incubaron desde el 68 y que estallaron en diferentes momentos del país, quizá tuvieron su principal expresión en 1994 porque no sólo lo supimos en México sino que la internacionalización del país lo convertía en un punto de interés.
Si bien el EZLN no fue el primer grupo armado que le declaró la guerra al gobierno, los levantamientos previos de los 70´s no tuvieron la misma relevancia precisamente porque había un férreo control de los medios. Así, Genaro Vázquez, Lucio Cabañas, Diego Lucero, Pedro Orozco, Miguel Topete, entre otros, fueron solamente nombres impresos en los días que la televisión ni la radio hablaba de los grupos armados.
El país cambió, pero ese encono fraguado por años de miseria y desigualdad creció como lo hizo la población y si bien hubo el crecimiento de la clase media, también la miseria hizo lo propio.
Por eso, quizá 1994 sea el año más visible, pero no necesariamente es el año en que empezó a cambiar México.
