La Revista

Es tal la cantidad de noticias que lo importante se pierde

Eduardo Sadot-Morales Figueroa
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Por Eduardo Sadot-Morales Figueroa 

La dinámica de notas diarias ha tomado desprevenidos a los mexicanos y si bien es cierto, que son muy pocos los que están informados, ya sea por periódicos, revistas o radio y televisión menos aún son los que leen. Si a esto le sumamos que en el día a día las noticias son tantas, que cualquier miembro común de la sociedad mexicana le resulta difícil asimilarlas, analizarlas y mucho menos dedicarles tiempo para pasar por el tamiz de su estudio y análisis para llegar a conclusiones que enriquezcan el criterio, la información o el conocimiento.

Recordemos aquella frase de los años setentas cuando el tema de la inflación, mercado cambiario, desempleo, mercado interno y mercado subterráneo o empleo informal era parte del lenguaje solo de los especialistas y avezados economistas, pero su impacto en la economía familiar o doméstica llegó a tal grado, que los mexicanos tuvimos que aprender y entonces se decía que nos costó tanto aprender las principales reglas elementales de economía, que tal vez nos hubiese salido más barato estudiar en Harvard que el costo que significó en el bolsillo de cada uno.

Hoy han sido tantos los temas, que si Trump en un twiter nos amenazó con elevar los aranceles a los productos mexicanos que ingresan a los EEUU, al grado que dijo que llevaría a cabo una política donde terminarían pagando 25% de impuestos, nuestros funcionarios confundidos entre tarifas, impuestos y aranceles no acertaron a comprender o al menos no supieron explicar lo que estaba pasando, tampoco entendieron que al subir los aranceles quienes pagarían serían los consumidores y esos están del lado americano, o sea que serían esos mismos consumidores los que pagarían y serían al final de cuentas los castigados con la medida, pero además, esos mismos son – casualmente – precisamente electores que votan en EEUU y votarán a favor o en contra de Trump, lo que significaría darse un tiro en el pie.

Tampoco se dijo que la decisión así de arbitraria iba contra el derecho internacional y sobre todo por encima de los acuerdos trilaterales de libre comercio entre EEUU, Canadá y México, por lo que tampoco había que precipitarse, menos aun cuando todos los tratados internacionales deben ser confirmados por los órganos legislativos de los países involucrados, lo que significaba, en el peor de los casos, una balandronada del güero de copete zanahoria, que por el momento despacha en la Casa Blanca.

Luego vino también la euforia de decir que doblegamos al vecino del Norte, cuando en realidad todavía no se dan a conocer los detalles del acuerdo, ni las condiciones, ni tampoco la importancia de la voluntad o la obligatoriedad de ambas partes en el cumplimiento o incumplimiento, así solamente con la euforia hubo quien llego a decir que nuestros vecinos estaban tan sorprendidos de la rapidez con que estuvimos de acuerdo los mexicanos, en las condiciones a que estaremos sujetos, diciendo que ya no había tema que discutir, lo que recordó el famoso chiste de “qué querés rapidez o esatitud” lo que en breve se irá aclarando o nos iremos desengañando.

El otro tema muy importante es la ausencia del presidente en la reunión del G20 que convoca a los presidentes de todos los países del mundo y donde México, no tendrá participación, sobre todo a la principal reunión donde solo asisten los presidentes y es donde tienen oportunidad de plantear estrategias, fortalecer relaciones o limar asperezas, pero con la realidad de fondo que a esa cena exclusiva donde se habla inglés, francés o alemán no tenemos quien se pueda comunicar en esos idiomas, lo que limitaría, la participación de México dejándonos sin interlocutor, porque es reunión solo de presidentes, y en ese tema actuamos como aldeanos con visión regional, sin mira ni visión de estadista, tan necesaria en estos tiempos, más con el conflicto con nuestro vecino del Norte, otra cosa hubiese sido, que nos vieran platicando con China, Alemania o Japón cuyas economías si preocupan a EEUU, pero no fue así.
 
En esta semana también se dio el informe del presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, informe que no se le dio difusión por las recomendaciones que se hacían al gobierno de México sobre el respeto a los Derechos Humanos en nuestro país, la frivolización de tan importante tema, minimizó la trascendencia, evidenció, como ha sido el caso también de la ecología y el medio ambiente, desinterés por estos temas que sí son importantes al menos para un segmento significativo de jóvenes.

La inseguridad sigue siendo un tema galopante e incontenible, en la ciudad de México el asesinato del joven estudiante de la Universidad del Pedregal, Norbeto Ronquillo, donde sus secuestradores pidieron y cobraron rescate y aún así lo asesinaron, provocó un repudio y molestia en la CDMX al grado que el presidente tuvo que dedicar un día para hacer un mitin a favor de la ya disminuida Claudia Sheinbaum en la delegación Miguel Hidalgo con porra presidencial y todo para disimular la ola de violencia que azota a la capital del país.

La creación de una comisión donde no se toma en cuenta a la Secretaría de Gobernación, no obstante siendo esa una de sus principales responsabilidades la migración, para dar seguimiento a los acuerdos con EEUU precisamente sobre migración y la movilización de 6 mil elementos de la guardia Nacional a la frontera, considerando que no son soldados que se duermen en casas de campaña, sino guardias civiles con derechos laborales diferentes a los del Ejército.

Pero hay un tema que nadie toca y a toda la región tropical del país afecta, el tema de las altas temperaturas, cuando hay lluvias e inundaciones se establece un plan nacional para atender a los damnificados, cuando hace frio, se protege a la población y se dan cobertores, pero cuando hace calor, pues agarren sus periódicos y échense aire, si tiene que prender todo el día y la noche el ventilador o el aire acondicionado con el consecuente incremento del pago de Luz – con excepción de Tabasco tierra del presidente – los demás Estados sí tienen que pagar la energía eléctrica y los riesgos de deshidratación, de muertes por golpes de calor, esos damnificados no tienen espacio ni son considerados en el presupuesto de los gobiernos, la desigualdad también es corrupción, sus consecuencias saltan a la vista, pero nadie repara en ello, por la cantidad de cosas que están pasando en el país.

Eduardo Sadot-Morales Figueroa
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