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Lecciones de las elecciones

José Zenteno Dávila
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Ya pasó la elección del 2019 donde se eligieron diversos cargos locales en 6 estados de la República. La primera con la Cuarta Transformación hecha gobierno, o lo que es lo mismo, con Andrés Manuel López Obrador al mando del Poder Ejecutivo Federal. El signo distintivo de esta elección no fue la manifestación colectiva de esperanza y deseo de cambio que vivimos apenas el año pasado, de ninguna manera, en el 2019 fue un abstencionismo abrumador el que se hizo presente.

El promedio de participación en los 6 estados donde hubo elecciones fue del 60 por ciento en 2018, mientras que en 2019 fue del 33.8 por ciento ¿Qué pasó con el 26.2 por ciento que en la anterior elección sí votó y en la última no lo hizo? ¿El silencio es un signo de frustración o descontento ante el estilo y los resultados de la nueva administración federal? ¿La abstención demuestra que las opciones disponibles no entusiasmaron al electorado? ¿Fueron tan malas las campañas y/o los candidatos en los 6 estados que en ninguno se superó el 45 por ciento de participación? ¿El sistema democrático está desacreditado ante los ojos de los electores y solo participan cuando hay un líder carismático en la boleta?

Veamos el detalle de la participación en cada estado y los cargos que se eligieron:

MORENA es el partido que gana más espacios de poder pero lo hace perdiendo muchos votos. Los triunfos en Puebla y Baja California le suman 2 gobiernos estatales a la cuenta de ese partido, además de la mayoría en los congresos de Baja California y Quintana Roo, todos los ayuntamientos de Baja California, 2 ayuntamientos en Durango y 1 ayuntamiento en Aguascalientes. En 2018 MORENA obtuvo 3.75 millones de votos en estas 6 entidades, mientras que en 2019 solo obtuvo 1.19 millones, en el balance se refleja una pérdida de 2.56 millones de votos. En términos relativos, la elección del 2018 le dio el 44.2 por ciento de los votos a MORENA, mientras que en 2019 solo obtuvo el 26.7 por ciento, una merma de 17.5 por ciento entre una elección y otra (sin contar los votos de sus aliados).

El PAN es el partido que pierde los cargos más relevantes en 2019 pero también es el partido que menos votos perdió y el único que obtuvo un mayor porcentaje de votos entre las elecciones del 2018 y las de este año. Las gubernaturas que ganó MORENA se las quitó al PAN, al igual que los congresos locales. En el caso de Quintana Roo donde solo votó el 22 por ciento de la lista nominal de electores, el gobernador en funciones fue electo en 2016 bajo las siglas de una alianza entre el PAN y el PRD. Ha sido tan malo el desempeño del gobernador Carlos Joaquín González que MORENA pasó de no tener diputados en el congreso local de Quintana Roo a ganar 11 de 15 distritos. En contraparte, el PAN consolida su fuerza en el congreso de Tamaulipas al pasar de 16 a 21 diputados de mayoría, resultado que es una ratificación al gobierno del PAN en ese estado. En Durango gana 18 ayuntamientos entre ellos la capital del estado, resultado que igualmente confirma el mandato del gobernador panista José Rosas Aispuro. En Aguascalientes el PAN gana 5 ayuntamientos entre ellos la capital del estado, lo cual también consolida al gobernador panista de esa entidad. En resumen el PAN obtuvo 1.36 millones de votos equivalentes al 30.9 por ciento de la votación en las 6 entidades, 6.8 por ciento más que en 2018.

El PRI es el gran perdedor por segunda elección consecutiva. Además de perder votos y porcentaje de votos, también pierde peso político en términos de diputados locales y ayuntamientos. El PRI solo ganó un distrito de mayoría en Quintana Roo, 16 ayuntamientos en Durango (el más importante de los que ganó es Lerdo) y 1 ayuntamiento en Aguascalientes. En 2018 el PRI obtuvo 1.33 millones de votos en las 6 entidades contra los 608 mil votos obtenidos en 2019, una pérdida de 722 mil votos, mientras que en términos relativos pasa de 17.3 a 13 por ciento de la votación emitida.

Hay varias lecciones desde mi perspectiva:

1. La votación de MORENA no será la misma sin López Obrador en la boleta. Los votos que en 2018 obtuvo el Movimiento de Regeneración Nacional no los volverá a tener por el simple hecho de que ya no estará en juego un cambio de régimen, sino la ratificación del nuevo.
2. El abstencionismo generalizado puede ser consecuencia de un conjunto de factores, algunos relacionados con la satisfacción de expectativas del nuevo gobierno federal como el pago de los apoyos ofrecidos vía transferencias directas, la extinción de programas federales del pasado como PROSPERA, SEGURO POPULAR o GUARDERÍAS y las decisiones controvertidas del nuevo gobierno como la cancelación del aeropuerto de Texcoco, la construcción de la nueva refinería y el recorte de presupuestos en el sector salud.
3. Otro factor que puede explicar el abstencionismo es que en estas elecciones no hubo compra de voto y movilización de estructuras como se hacía en el pasado, lo que desalentó a una parte importante de electores en los estratos de menor nivel socioeconómico.
4. A pesar de que el PAN pierde las gubernaturas de Puebla y Baja California, se consolida en Durango, Tamaulipas y Aguascalientes, y lo más importante, se constituye como la principal oposición a MORENA.
5. El PRI pierde todo, su lucha comienza a ser por conservar el registro en algunos estados más que competir seriamente por el poder político. El otrora partidazo está llamado a reformarse desde los cimientos o su futuro será competir para sobrevivir como aliado o rémora de otras fuerzas políticas.
6. MORENA es una incógnita. No sabemos de qué tamaño es realmente su base electoral dura, sin embargo resultó evidente que los votantes que en 2018 decidieron apoyarle no necesariamente estarán dispuestos a hacerlo en futuras elecciones.
7. Los parámetros de las elecciones han cambiado principalmente porque el voto duro del PRI y del PAN se ha reducido mucho, por debajo de 10 por ciento en ambos casos. Lo que supone una revolución en el universo electoral mexicano en donde más del 80 por ciento de electores son volátiles que iteran entre participar o no y carecen de lealtades partidistas.

 

José Zenteno Dávila
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