Ya no amanecía a las seis y ya no se dormía el sol a las diez y media de la noche. Ya era septiembre… mes de oro y de dulce calor.. de tradiciones y de fe. Septiembre pinta la vida de luz plateada y de tonos arenosos.. y es nostalgia y belleza.
Habían terminado las vacaciones como lo hacían siempre, con una hermosa tradición, como les gustaba hacer las cosas. Las cosas bien hechas. Saliendo al mar en una procesión marítima, acompañando a la Virgen del Carmen..
Ya había empezado el colegio, ojalá fuera un buen curso, y ya habían regresado a la ciudad. La niña estaba algo triste, en la playa quedaron las tardes largas de ocio y ese primer amor de los quince años… Pero el niño estaba feliz…
El miércoles iban a ir a los toros a ver a Morante y a Pablo Aguado, mano a mano de arte; y en su cuaderno había dibujado una uva. En la aldea del abuelo ya empezaba la vendimia.. y él se había fijado en una uva de la parra…
Le parecía más floja o más débil que las restantes del racimo. Y había sido el abuelo el que le había hecho entender su importancia. Tal vez era humilde.. o más tímida que las otras… El niño escribía cuentos… Iba a hacerle uno!
Dedicado a las uvas y a la vendimia
A septiembre
A cada niño empezando curso estos días, en especial a Casilda, Joaquín, Hugo, Marta, Pablo, Lourdes, Rocío
A las tradiciones y las procesiones. Viva España
A Luis
Niñas: qué buena fue la procesión..
A Morante
Morantistas
Pablo Aguado
Aguadistas
Y seres humildes que se merecen cuentos
A Cuca
Al vino, no os fiéis de los que no lo aprecian
