Y era el día 18 de algún mes. Hacía sol. Y al despertar era el año 3017… Si amanece y es el día 18 de 3017 algo raro ocurre.. Recordar se hacía difícil.. Recordaba que se rompieron los cristales, muchos cristales, y la estancia se inundó de luz plateada, como si cuchillos de Lorca recitaran versos de claveles y de lunas blancas…
Sonaban canciones españolas..
Y aquel día 18 muchas cosas eran distintas y otras iguales… Morante seguía vistiendo de bohemia arrebatada los lances del toreo, y el mago Talavante había retornado de su retiro. Tardes de toros había muchas, hubiera gustado tanto eso antes… Y dejándose la piel Pablo Aguado y Alejandro coloreaban sonetos de ole y arena.. Como una ola de arte!
Aquel día había una procesión. Era fiesta!
Se levantaba la mañana como levantan las alas al viento los soñadores de sueños que se cumplen; por la calle y por las esquinas se hablaba un idioma de honor y ley, y la verdad había ganado a la mentira. Era el día del Cid, y con un viva el pasodoble iniciaba la jornada de fiesta. Tiempo.. al tiempo.. tal vez.. quizá.. Igual me lo ha dicho la luna..
Ah, no! Me lo ha susurrado el padre del niño morantista..
Este cuento es una locura de palabras y un homenaje a Rocío Jurado
Dedicado a la canción española
Al toreo
A Morante y morantistas
Al Cid (nosotros 4 sabemos)
A mi niño Luis
A mi queridísimo mago
A la verdad
A los soñadores de ley y honor
A Pablo y a Pablo Aguado
A Carlos