La Revista

Don Agustín de Iturbide [II]

Rubén Martínez Cisneros

El poblado de Padilla, Tamaulipas, cuyo nombre oficial fue Villa de San Antonio de Padilla, lugar donde fue fusilado el general Agustín de Iturbide el 19 de julio de 1824, en ese entonces dicha localidad fue capital del estado de Tamaulipas, 1824-1825, sede del Congreso de la entidad, esta localidad desapareció en 1970 al inaugurarse la presa Vicente Guerrero que inundó la población, dando paso a crearse a Nueva Villa de Padilla.

El general Iturbide Arámburu es coronado emperador el 21 de mayo de 1822 por el presidente del Congreso, Rafael Mangino, quien le ciñe la corona y le advierte, “No se le vaya caer vuestra majestad” de inmediato Iturbide le da respuesta, “Yo haré que no se me caiga”.

Poco tiempo portó la tiara, es depuesto emperador el 19 de marzo de 1823; En el texto Agustín de Iturbide Vida y Memoria, editor A. Pola 1906 por Carlos Navarro y Rodrigo escribe, “En todos había el presentimiento de que aquello iba a ser fugaz, de que el imperio pasaría como un meteoro, y de que se aproximaban días de disolución y de amargura sobre México. Nadie, nadie respetaba a Iturbide, hombre de mérito, sin duda alguna, pero con una vaga, inquieta y febril ambición…”.

Entre los alzamientos en contra de Iturbide fue el de Antonio López de Santa Anna, quien escribió Mi Historia Militar y Política 1810-1874 Memorias, MVS 2001, en ellas señala, “don Agustín de Iturbide no supo sobreponerse a la lisonja de los que lo rodeaban ni a la tentación; se precipitó a ocupar el trono de Moctezuma, para el que no estaba llamado, sin prever las consecuencias, que pronto se sucedieron: su desprestigio y la anarquía”.

El general Santa Anna proclama el Plan de Casa Mata, en diciembre de 1822, pronunciándose por el sistema republicano, de acuerdo a los historiadores Alejandro Rosas y José Villalpando, el 1 de febrero de 1823, precipitó la caída del emperador, que se vio precisado a abdicar a la corona…lo condenaron al destierro perpetuo y le concedieron una pensión vitalicia a fin de que sobreviviera”.

Rosas y Villalpando, continúan, “Antes de abandonar el país, Iturbide, como símbolo de sumisión, depositó su a los pies de la imagen de la virgen de Guadalupe en el Tepeyac”.

En mayo de 1823, sale rumbo a Italia, en sus Memorias se lee “Mi mayor sacrificio ha sido abandonar para siempre una patria que me es tan cara, un padre idolatrado cuya edad septuagenaria cuya edad no permitió traer conmigo…”.

El 7 de mayo de 1824 se decreta, “Se declara traidor y fuera de la ley a don Agustín de Iturbide, siempre que se presente bajo cualquier título en algún punto del territorio mexicano”, regresa a México en julio de 1824, “He venido a México para sostener su independencia y libertad justa… vengo sin otro carácter que aquel con que formé el plan de su independencia en el año de 21|”.

El Congreso estatal decretó su fusilamiento. Permaneció 14 años sepultado en Padilla, Tamaulipas; en 1838 sus restos fueron trasladados a la Catedral Metropolitana.

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