Georgina Rosado R
Nada más desalentador como reconocer que los temas que nos importan solo causan indiferencia abuena parte de la población, por ejemplo: el cuidado del medio ambiente, el sano equilibrio de poderes, el rompimiento del tejido social de las comunidades indígenas debido al efecto avasallador de los proyectos neoliberales; los feminicidios y el aumento de la violencia contra las mujeres, el fortalecimiento de las grandes mafias y organizaciones de delincuentes; la persecución y asesinato de periodistas, de los defensores y defensoras de comunidades y del medio ambiente. Y así, podría mencionar los grandes problemas generados por este sistema capitalista patriarcal que en nada ha cambiado y sigue favoreciendo a las grandes elites económicas.Aunque, debemos reconocer que ahora es mucho más eficiente en la aplicación de su política clientelar con la frase chocante de: “amor, con amor se paga” y, de manera indiscutible, obtiene excelente respuesta del “pueblo sabio” traducida en millones de votos a favor del partido oficial.
Si a la indiferencia por estos temas de las grandes mayorías sumidas, en el aquí y ahora, le sumamos elartículo de Denise Dresser titulado “¿Te acomodarás al nuevo régimen?” y te preguntas si a ti también te aplicarán eso de ser “académica…a la que se le cancelan invitaciones para no producirle urticaria al partido en el poder”, afectando aquello que le llaman “la tentación más grande de un intelectual: la vanidad”. Y aún peor, al saber también que tu postura ideológicale han valido su salario a alguien que amas y/o, el despido y dificultades para conseguir una oportunidad laboral a quien más quieres, ¿por qué no rehuir a los problemas, la desazón y la tristeza, viendo series en la televisión? ¿A qué se debe nuestra necedad?, ¿acaso nos merecemos las voces críticas el sufrir las consecuencias de nuestra congruencia, más aún si somos de izquierda o de lo que queda de ella en México?
Ante ese panorama triste podría optar por acomodarme como lo han hecho muchas personas, sino fuera porque tuve la fortuna de llevar en la matrícula de licenciatura en antropología, una materia que abordaba teorías sobre el cambio social. Puedo reconocer que efectivamente, en México no existen actualmente las condiciones para que las grandes mayorías adopten una conciencia crítica y se rebelen contra el Estado que algunos califican de “benefactor”que ha logrado, con sus programas sociales, el control ideológico y mantener a su favor a las grandes mayorías. Sin embargo, estas condiciones que le hanpermitido el control de amplios sectores, inevitablemente para él, van a cambiar, quizá cuando el dinero para los programas sociales se agote, se normalice y las personas lo deje de agradecer como si fueran dadivas y los reconozcan como derechos. O tal vez, cuando estos apoyos sean insuficientes para menguar los efectos de la devaluación, la subida de los precios y el encarecimiento de los servicios, sobre todos los que tienen que ver con la atención a la salud.
Entonces, corremos el riesgo de que la ideología difundida por los grupos de derecha, que no son favorecidos actualmente por el régimen, sea la que adopten quienes se inconformen y si bien se logre de nuevo la alternancia, sea entre partidos de derecha, como sucede en nuestro país vecino del norte. Seguramente esto pasara si las personas de izquierda,que aún no hemos sucumbido al miedo, la vanidad o la tristeza, no estamos preparados para promover nuestras posturas.
Así que no importa que seamos pocas las personas y tengamos que sobrevivir a duras penas, en la medida que podamos debemos convertirnos en los y las guardianas del fuego, es decir, aquellas que pese a las condiciones desalentadoras y difíciles que vivimos mantenemos la conciencia crítica y la ideología de izquierda que en un futuro permita un sistema más justo y sin violencia para todos y todas.
Resistamos; el mensaje en espera de aquellas que se decían nuestras amigas, las puertas que se cierran para nosotras y para quienes amamos, el silencio que se abre ante nuestro paso, la realidad demoledora de una sociedad indiferente a los grandes desastres mientras que estos no toquen sus puertas, las ofensas que en cascada nos llueven cuando señalamos la justeza de alguna demanda laboral, ecologista, feminista o ciudadana.
Porque si no somos nosotras, entonces ¿quién cuidara el fuego?