A ella le gustaría llamarse Carmen si no se hubiera llamado Carmen! Un nombre tan español, tan rotundo, tan sonoro y flamenco. Era buena lectora, y por tanto de alma sensible, morena de tez. Con ojos del color de la aceituna, o de los poemas de Lorca cuando habla de colores que sueñan y sienten. Morantista de ley, romántica…
Él se llamaba Pepe. Acaso hay un nombre más nuestro que el de Pepe? Bueno, tal vez hay algunos más, pero Pepe es un nombre bonito y lleno de sonido y de arte. Pepe leía historias de historia y versos de esperanza y de la Esperanza Macarena, admiraba a Morante. Normal, no? Y a Pablo Aguado. Era un tipo de verdad, honesto, sincero.
Se casaron. Estaban enamorados…
Y se casaron. Ella vistió un vestido tan puro como blanco y tan blanco como bello. La boda fue emoción y hermosura. Y la vida siguió… sin prisa y sin pausa. Y la más curiosa de las anécdotas fue simplemente geográfica: en Flechazo Primero vivía ella, pueblo entre valles, y en Flechazo Último residía él, localidad con un río…
Se conocieron hace ya un tiempo, cuando ella iba a Flechazo Tercero a comprar el pan, y él regresaba de Flechazo Cuarto de montar a caballo. El resto… es amor!
Esta historia nace porque mi hermana me habla de unos gallegos que viven en Frechazo Primeiro y Frechazo Derradeiro, qué curiosa la toponimia a veces..
Dedicado a los flechazos y a esos lugares con nombres tan amorosos
A Carmen
A Pepe y a todos los Pepes
A Morante
Morantistas
A Pablo Aguado
A mi querido Luis
A Natalia
A los buenos lectores y a los lectores
A las personas de ley, sensibles y honestas