El 19 de septiembre de 2024, el presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó su última ceremonia conmemorativa en el Zócalo de la Ciudad de México en honor a las víctimas de los terremotos de 1985 y 2017. Acompañado por la presidenta electa Claudia Sheinbaum y otros funcionarios de su gabinete, se izó la bandera a media asta en un solemne homenaje. La ceremonia, que no incluyó discursos, fue un acto de respeto hacia los miles de ciudadanos afectados por estos desastres.
La participación de Sheinbaum, quien sucederá a López Obrador en la presidencia, marcó un momento especial en la ceremonia. Entre las figuras presentes también destacaron Luis Crescencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional, y Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad Ciudadana.
Al concluir la ceremonia, varios civiles en el Zócalo corearon frases de apoyo hacia el presidente, como “Es un honor estar con Obrador” y “Te amamos, presidente”, en una clara muestra de afecto y reconocimiento hacia su gestión. AMLO agradeció brevemente el gesto antes de dirigirse a Palacio Nacional.
El 19 de septiembre es una fecha clave para México, marcada por dos devastadores terremotos. En 1985, un sismo de magnitud 8.1 dejó un saldo trágico de más de 10,000 muertos, miles de heridos y un daño inmenso a la infraestructura de la Ciudad de México. Este evento expuso la falta de preparación del gobierno, pero también despertó una extraordinaria respuesta solidaria por parte de la ciudadanía.
Exactamente 32 años después, en 2017, un nuevo sismo de magnitud 7.1 volvió a sacudir el centro del país, con un saldo de 369 muertos y más de 6,000 heridos. Si bien las medidas implementadas tras el terremoto de 1985 ayudaron a mitigar el impacto, la magnitud de la tragedia volvió a poner a prueba la resiliencia de la población mexicana, que nuevamente demostró su capacidad de organización y solidaridad.
Estos sismos han dejado una huella profunda en la memoria colectiva de México, pero también han mostrado la capacidad del país para sobreponerse a la adversidad. En cada aniversario, la ceremonia del 19 de septiembre es un recordatorio no solo de la fragilidad ante los fenómenos naturales, sino también de la fuerza de la solidaridad y la resiliencia del pueblo mexicano.
