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¿Consuelo de muchos?

José Francisco Lopez Vargas
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Claroscuro, por: Francisco López Vargas.

Leo a Jonathan Ruiz Torre en su columna de este martes 11 de febrero en El Financiero y, entre otras cosas, dice: “Es muy distinto México cuando lo observan por pedacitos. Los 32 Estados Unidos Mexicanos tienen diferentes circunstancias y por tanto, resultados distintos.

“Tomen el caso de eso que llaman “sur sureste”. Toda esa zona, con excepción de Yucatán, encara una difícil recesión económica. Su gente produce menos cosas y servicios y por tanto, los que ahí viven obtienen menos dinero que el año pasado.

“Las cifras más recientes que validan la situación corresponden al INEGI, que indica lo siguiente: la economía cae en Tabasco, Campeche, Chiapas, Oaxaca y ahora también en Quintana Roo, de acuerdo con datos correspondientes al tercer trimestre de 2019. Bajaron entre 2.2 y 4.2 por ciento en un año.

“La información está contenida en el ITAEE o Índice Trimestral de Actividad Económica Estatal”. (Fin de la cita)

Campeche está pasando por una crisis que no se veía desde hace años pero que tardó mucho en manifestarse.

Ya he escrito mucho sobre la dependencia de los recursos naturales y la falta de industrialización, por eso cuando se agotaron lo padecemos.

La realidad es que esta nueva crisis se vió venir. Se hablaba de ellas en los círculos más poderosos y económicamente sólidos y se sabía que el petróleo dejaría de ser una panacea para Campeche, que siempre esperó esa jauja que nunca se concretó, pero sí los problemas y conflictos asociados a su extracción cada vez menor.

Cada gobernador del último siglo esperó y deseó que no le estallara en su gestión, pero la realidad fue avasalladora cuando Peña Nieto dejó de invertir en exploración y extracción y se persiguió a Oceanografía para despojar a su dueño, favorecido por los contratos en los dos sexenios panistas.

Peña y su gavilla querían Oceanografía, aunque no supieran cómo operarla y Amado Yáñez tenía en caja fuerte la operatividad de las rutas de acuerdo con las capacidades de sus buquestanque. Oceanografía se disputó entre los privilegiados del poder, pero mientras los elegidos del nuevo gobierno para quedarse con ella pensaron que les darían la empresa sin invertir, los que operaban el cambio de dueño pensaron que los nuevos prestanombres pondrían de su dinero. No llegaron a acuerdos, todos querían dinero del erario para quedarse con la empresa, y por eso la prisión al empresario y el cierre de la empresa con las consecuencias que todos sabemos.

A lo anterior se sumó la caída de precios del crudo, la declinación de Cantarell y la economía de Campeche que dependía de esos números simplemente regresó a esa realidad que apena: sólo damos servicios, no producimos nada.

Antonio González Curi se enfrentó con el director de Pemex, Adrian Lajous, pero nunca se enfrentó al presidente Ernesto Zedillo y menos con Vicente Fox al que ofreció sacarlo de patadas en campaña, pero el panista ganó la elección presidencial y se tuvo que comer sus palabras. La relación siempre fue tensa.

Jorge Carlos Hurtado, el gobernador que nunca lo fue, tampoco se enfrentó a Fox, menos a Felipe Calderón que al llegar a la presidencia con Juan Camilo Mouriño como segundo de abordo, le dio un respiro a la entidad pero también quedó claro que su presencia y poder amenazaba el poder de los González, empleadores de Hurtado como lo fue Carlos Mouriño, Ramón Espínola y Jorge Castillo cuando eran socios de Gamma 3.
Hurtado fue beneficiado por Mouriño, pero ese beneficio no se trasladó a Campeche ni a sus ciudadanos. A Hurtado le tocó la última etapa de excedentes petroleros, los días de los precios altos y las sumas millonarias para los gobernadores “amigos”. Hurtado era empleado a dos manos: de Mouriño y de los González. La muerte del joven político campechano le salvó quedar mal con uno de sus ellos.

Los beneficios de la relación de Mouriño con Campeche se tradujeron en las vías carreteras que hoy vemos como se deterioran ante el pésimo mantenimiento y la mala calidad de quienes recibieron los contratos.

La recesión real en Campeche apareció en los días de Fernando Ortega Bernés e hizo crisis en el gobierno de Alejandro Moreno. Las decisiones sobre Pemex del gobierno de Peña hicieron crisis poco después de las elecciones intermedias, en el tiempo que no se veían resultados de las reformas energéticas y la caída económica se resintió en serio, además de que el recursos federal que se logró para la entidad tampoco se invirtió en proyectos productivos y sí en obras de equipamiento urbano que generaron empleo y derrama económica momentánea.

Ahora, en el nuevo gobierno, que todo el recursos federal lo opera el propio presidente López Obrador y que Campeche sólo recibe lo que legalmente le corresponde, pues los temas de desempleo, cierre de empresas y falta de liquidez no son más que un nuevo ingrediente a una caída económica que pareciera no se detendrá hasta que lleguen los tiempos electorales.
Los campechanos tendrán que acostumbrarse. No hay salida en el corto plazo mientras Yucatán sostiene su crecimiento económico, único en la región.

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