Cultura, por: Francisco Solís Peón.
Ignoro si suceda en todas las generaciones o siquiera si le ocurre a todos los individuos que las conforman, pero en mis épocas de adolescente el tema de encontrarle sentido a la vida por momentos llegaba a consumirnos. Entonces llegó un pequeño libro a mis manos escrito por el filósofo Miguel de Unamuno
Lo más importante en Niebla, podríamos decir, no es el argumento, la historia que se nos narra y que queda en segundo plano, sino las reflexiones filosóficas de Unamuno. Estas cuestiones quedan reflejadas en la historia de Augusto Pérez:
Augusto se cruza con una mujer por la calle, y se enamora al instante de sus ojos. Desde ese momento, hace todo lo posible por conocerla y hacerla su mujer.
El tema principal del libro, sin embargo, no es el amor, ni el intento de su protagonista de conseguir el amor de Eugenia. El verdadero tema de esta novela podría decirse que es la búsqueda de sí mismo del personaje principal, Augusto Pérez. El intento de afirmación del yo, enmascarado por la búsqueda de amor.
El amor no es un fin sino un medio, por lo que no podemos considerarle el tema principal. Lo que realmente preocupa a Augusto es descubrir si él es un ente real, si existe, si su vida es realmente eso que se aparece ante como él como tal. Es por esto que lo que él necesita no es un amor físico, sino un amor que le complete espiritualmente y que le haga adquirir conciencia de sí mismo, autoafirmarse, demostrarse que es un ser real.
Augusto tiene la firme creencia de que sólo el amor puede hacerle sentir su alma, ayudarle a encontrarse a sí mismo, sin embargo, también él mismo reconoce que esta exaltación del yo se desvanece tan pronto como sale a la calle. Es ahí cuando se da cuenta de que no es más que otro hombre, como tantos, al que nadie presta atención, de que no es más que una sombra en un escenario inmenso.
Es sólo al final de la obra cuando Augusto parece cumplir su propósito.
Es el dolor, el sufrimiento lo que realmente hace sentir a Augusto un ser real.
Dentro de esta historia resulta interesante el juego ficción-realidad que añade una gran complejidad a la historia y hace que se confunda la realidad de los personajes con la nuestra propia como lectores, así como la confusa interacción que se da entre los personajes de la obra y el propio Unamuno. Simbólicamente esto refuerza la idea del carácter ilusorio de la vida que pretende retratar Unamuno. Augusto duda de su propia existencia, cree necesitar llenar su vida de amor para demostrarse a sí mismo que existe y que es un ser real. Podemos pensar que no es el amor como tal aquello capaz de ponerle de manifiesto eso que él necesita saber, sino más bien la presencia de la otra persona. Tal vez sea relacionándonos con los otros como podemos cerciorarnos de que nuestra realidad es la realidad.
La idea más extendida a lo largo de todo este libro es la contradicción entre realidad y sueño.
Quizá, todo lo que consideramos real no lo sea. Quizá, seamos solo un sueño de un ser superior, como Augusto en su novela. Marionetas, que solo representamos un papel, el que nos toca representar, actuando, mientras creemos vivir. Nos sentimos reales, creemos que actuamos por voluntad, pero cabe la posibilidad de que no lo seamos, y que hagamos precisamente lo que Dios sueña que hacemos.
Con Niebla, Unamuno hace referencia a eso que no está claro, que se desconoce, a esa bruma que difumina las cosas y nos impide contemplarlas de forma nítida. La niebla que nos impide ver la realidad que está detrás.