Un curioso incidente se produjo en el Museo LAM, ubicado en la ciudad de Lisse, Países Bajos, cuando un técnico de ascensores tiró accidentalmente una obra de arte creyendo que se trataba de basura. La pieza en cuestión, titulada “Todos los buenos momentos que pasamos juntos” del artista francés Alexandre Lavet, consistía en dos latas de cerveza que parecían vacías, pero que en realidad estaban “meticulosamente pintadas a mano con acrílicos, con cada detalle cuidadosamente replicado”, según explicó el museo en un comunicado.
El técnico, quien estaba reemplazando al personal habitual, confundió la obra con residuos dejados por obreros, ya que las latas se encontraban en un hueco de cristal del ascensor. Este tipo de exposición no es algo inusual en el Museo LAM, que se especializa en colocar piezas en “ubicaciones poco convencionales”. La directora del museo, Sietske van Zanten, explicó que “el tema de nuestra colección es la comida y el consumo”, y que estas ubicaciones inesperadas tienen como fin “mantener alerta a los visitantes” y animarlos a observar los objetos cotidianos desde nuevas perspectivas.
Pese al percance, el museo no mostró resentimiento hacia el trabajador. “Simplemente estaba haciendo su trabajo de buena fe”, añadió Van Zanten, quien además elogió la obra de Lavet, señalando que el error es “un testimonio de la eficacia del arte” del francés. El museo también destacó que las latas simbolizan “recuerdos preciados compartidos con amigos queridos”, resaltando la importancia de los momentos simples pero significativos en la vida.
Afortunadamente, las latas fueron recuperadas de una bolsa de basura, encontrándose en buen estado. Tras ser limpiadas, fueron colocadas en un pedestal tradicional en la entrada del museo. Según Elisah van den Bergh, curadora de la institución, esta fue una oportunidad para darles “su momento de protagonismo”, aunque aún no se ha decidido si la obra volverá a ser expuesta en su ubicación original o en un nuevo espacio dentro del museo.
El arte moderno ha sido protagonista de varios malentendidos en los últimos años. El año pasado, en una galería de Seúl, Corea del Sur, un visitante hambriento se comió una obra de arte del artista italiano Maurizio Cattelan que consistía en un plátano pegado a una pared con cinta adhesiva. Esa pieza, titulada “Comediante”, se había vendido por 120.000 dólares en Art Basel Miami Beach en 2019.
Este incidente en el Museo LAM recuerda que el arte contemporáneo, al desafiar las percepciones tradicionales, sigue generando reacciones inesperadas, incluso entre quienes interactúan con él de manera cotidiana.
