En la pantalla, por: David Moreno.
La Inteligencia Artificial es considerada por el mundo de la Ciencia
Ficción del cine y la televisión en dos vertientes: Por un lado está aquella
que al tomar conciencia de su existencia genera empatía por sus creadores e
incluso les ayuda a salir de escenarios de crisis. Es el caso de Robots como
los de Star Wars o el de series como Lost In Space. En contraste, están
aquellos productos que reflexionan sobre la posibilidad de que la IA sea en
realidad una amenaza, que al momento de adquirir el conocimiento sobre si misma
y sobre su existencia la creación se rebele en contra de aquellos que le
trajeron a la existencia. Ahí pueden aparecer casos como el de Terminator, con
robots que se enfrascan en una lucha por dominar a sus creadores.
Westworld es una serie de televisión que toma la segunda vertiente. Toma
como base el argumento que para la película homónima escribió (y dirigió)
Michael Critchon en 1973 y que tenía como protagonista al inmenso Yul Brynner.
La premisa de la que parte la serie es la misma del producto original: una gran
corporación ha creado un parque temático en el que los visitantes – que pagan
una enorme cantidad de dinero – pueden vivir aventuras en diversos escenarios
como el Viejo Oeste Norteamericano o la sabana africana. La aventura se completa
a través de robots programados para brindar mayor realismo a la vivencia. Los
visitantes pueden entre diversas narrativas y al mismo tiempo elegir que clase
de personaje quieren interpretar: se puede ser un pistolero, un contrabandista
o un agente de la ley que está tras alguna recompensa. Los robots siguen las
instrucciones de sus creadores a partir de un complejo y altamente desarrollado
sistema tecnológico, hasta que comienzan a adquirir conciencia de su existencia
y del papel que sus creadores les han destinado.
A diferencia de la película original, la serie es aún más incisiva en ese
punto. La conciencia en los robots va apareciendo paulatinamente provocando que
reaccionen de manera diferente conforme van entendiendo el terrible propósito
para el cual fueron creados. Son dos robots creados como mujeres quienes van a
adelantarse al resto en tal proceso: Dolores Aberthany (Evan Rachel Wood) y
Maeve Millay (Thandie Newton) quienes tomarán caminos diferentes al momento de
darse cuenta de su existencia e ir desarrollando el libre albedrío como parte
fundamental de la misma. Pero a pesar de ello, ambas encabezarán el movimiento
de la rebelión en contra de quienes les programaron. Usarán para ello no
solamente su superior fuerza física sino
también una mayor velocidad en su capacidad de aprendizaje para adaptarse de
manera rápida a la realidad que van descubriendo en la que, sobre todo, serán
particularmente hábiles para leer las debilidades intelectuales y emocionales
de los humanos, utilizar eso a su favor y darse cuenta que pueden convertirse
en una nueva especie sobre el planeta, la especie dominante.
Westworld indaga en todo lo anterior utilizando un maravilloso diseño de
producción en el que se va de un mundo del pasado al del futuro con gran
realismo. Los escenarios y el vestuario son utilizados como elementos propios
de una narración en la que lo remoto y lo venidero van a colisionar en un
presente violento, uno en el que los que jugaron a ser dioses se verán
enfrentados ante los resultados de su egoísmo, su avaricia y el desprecio que
sienten por todos aquellos a quienes consideran como inferiores. La serie es un
brutal reflejo del derrumbe del capitalismo salvaje, de un sistema que caducó
desde el momento en el que conocimiento se puso al servicio del dinero y en el
las utopías de un mundo en el que la tecnología fuera determinante para el
progreso, decidió utilizarla para fines mucho más superfluos, decadentes y que
terminaron por convertir el sueño en una pesadilla, en una competencia por la
sobrevivencia y en última instancia por el control y el poder. Westworld es una
serie que nos desafía, nos reta a pensar en la crisis del ser humano como
entidad dominante del planeta y las consecuencias que ha traído consigo el
hecho de sentirse indestructibles.
La tercera temporada de esta fantástica obra acaba de estrenarse por HBO.
