Marco Antonio Cortez Navarrete
Como integrante de la generación de “Los baby boomers”, palabra que define a las personas nacidas entre 1946 y 1964, es decir, en la explosión de la natalidad y posterior a la Segunda Guerra Mundial, soy testigo de la transición de lo análogo a lo digital.
En este contexto puedo ver como paulatinamente se extinguen los tradicionales expendios de revistas y periódicos que, en algunos casos, se adaptan a nuevos mercados como la venta de artesanías, dulces, cigarrillos, etcétera.
Así como los medios impresos cedieron ante el embate de las redes sociales que informan los acontecimientos en cualquier parte del mundo, en menos de 3 ó 5 minutos, los tinglados y sus ocupantes envueltos en un sinnúmero de publicaciones hoy también están en manos de la “modernidad tecnológica”.
Nada es para siempre ¿de acuerdo?