El gobierno de México, bajo la presidencia de Claudia Sheinbaum, ha dado un paso significativo en la transformación del sistema de salud al anunciar una inversión de 130 mil millones de pesos anuales, equivalente a aproximadamente 6.461 millones de dólares, destinada a la adquisición de medicamentos. Este esfuerzo monumental busca no solo cubrir las necesidades de millones de mexicanos, sino también optimizar el uso de recursos, erradicar la corrupción en la administración de medicamentos y mejorar las condiciones de compra.
Durante una conferencia matutina, la presidenta Sheinbaum subrayó que este nuevo enfoque en la compra de medicamentos se basa en principios de transparencia y cero tolerancia a la corrupción. Aseguró que todos los proveedores del sector de la salud serán bienvenidos en el proceso de licitación pública, el cual comenzará de manera oficial a partir de noviembre, y cuyas adjudicaciones estarán listas para marzo de 2025. “Es una compra muy importante para el acceso a la salud para las y los mexicanos”, afirmó Sheinbaum. Este compromiso representa una ampliación significativa de los esfuerzos de transparencia y combate a la corrupción en comparación con la administración del expresidente López Obrador.
Con el nuevo sistema de compra consolidada, Sheinbaum indicó que los precios de los medicamentos podrían reducirse aún más que en la administración de López Obrador, una afirmación que resalta la voluntad de maximizar el beneficio para el sistema de salud mexicano. A diferencia de políticas anteriores, este método promete una visión inclusiva donde tanto proveedores nacionales como internacionales tendrán oportunidad de participar, promoviendo la competencia y, en consecuencia, mejores condiciones de precio y calidad.
Para apoyar la eficacia de esta medida, Eduardo Clark, subsecretario de Salud, explicó que el nuevo modelo de contratación se basará en sistemas digitales avanzados, lo cual permitirá una supervisión detallada y constante en cada etapa del proceso. Según Clark, estos sistemas digitales están diseñados para incrementar la transparencia y maximizar la participación del sector privado, reduciendo la posibilidad de prácticas desleales y garantizando que solo los proveedores con las mejores ofertas, en términos de costo y calidad, sean seleccionados.
El subsecretario afirmó que la participación internacional ayudará a elevar los estándares de competencia, asegurando que el sistema de salud mexicano obtenga los medicamentos necesarios al mejor precio posible. Esto significa que el gobierno no solo prevé una reducción de costos sino también una mejora en la calidad de los insumos, beneficiando directamente a los ciudadanos que dependen del sector público de salud.
El proceso, que se iniciará en noviembre y se espera concluir para el 1 de marzo de 2025, comenzará con una convocatoria abierta a todos los proveedores de medicamentos, quienes deberán someterse a un proceso de licitación pública. David Kershenobich, titular de la Secretaría de Salud, aseguró que el proceso de supervisión estará a cargo de las autoridades de salud, quienes coordinarán junto con las instituciones sanitarias para determinar las necesidades específicas de cada entidad y establecer puntos de entrega y claves de medicamentos necesarios. Esto permitirá que la distribución se realice de forma ordenada y en apego a las demandas de cada región y hospital del país.
Kershenobich recalcó que esta compra masiva de medicamentos tiene repercusiones tanto éticas como económicas y sociales, por lo que la gestión eficiente de los costos es vital para mantener el sistema de salud sostenible y funcional. En un contexto donde el desabastecimiento de medicamentos ha generado tensiones en años recientes, el titular de salud destacó la relevancia de asignar recursos de manera adecuada y de dar prioridad a la supervisión para garantizar que los medicamentos sean entregados con los mejores estándares de calidad y precios competitivos.
La necesidad de una política robusta en la adquisición de medicamentos se ha hecho evidente en los últimos años. En 2019, la falta de medicinas en el sector público alcanzó niveles críticos debido a recortes presupuestarios y cambios en los mecanismos de compra implementados por la administración de López Obrador. La crisis afectó principalmente a pacientes con enfermedades crónicas graves como cáncer y VIH, quienes protestaron en repetidas ocasiones debido a la falta de acceso a tratamientos esenciales. La situación llevó al gobierno de López Obrador a inaugurar la “Megafarmacia del Bienestar” a finales de 2023, una de las últimas iniciativas de su administración, con el objetivo de abastecer medicamentos de manera adecuada.
Sin embargo, este proyecto fue recibido con escepticismo, ya que los recortes y cambios en los procesos de adquisición aún generaban problemas en el suministro. Ante este contexto, la administración de Sheinbaum pretende, con esta nueva inversión, dar solución definitiva a la problemática. La convocatoria para la licitación abierta responde al reconocimiento de los errores pasados y busca ser una herramienta para evitar la falta de insumos médicos.
El anuncio de esta inversión marca un hito en la política de salud de México, resaltando el interés del gobierno en fortalecer la infraestructura de salud pública. Con un modelo de adquisición transparente y el uso de tecnología para la supervisión y gestión de recursos, se espera que el sistema de salud mexicano pueda contar con un suministro constante de medicamentos y reducir, a la par, los costos. Este ambicioso proyecto también tiene implicaciones positivas en la credibilidad del sistema de salud ante la población, pues busca ganar la confianza de los ciudadanos al combatir los problemas de desabastecimiento que han afectado a muchos durante años.
Este nuevo enfoque no solo destaca la capacidad del gobierno para adaptar sus políticas a las demandas de la sociedad, sino que también coloca a México en un camino hacia una salud pública más justa, accesible y de calidad para todos. La inversión de 130 mil millones de pesos anuales no solo representa una cifra considerable, sino también una esperanza renovada para millones de mexicanos que dependen de la atención médica pública.