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Embargo o bloqueo: debate global sobre las sanciones a Cuba

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El 1 de enero de 1959 marcó un hito histórico en Cuba cuando una unidad rebelde encabezada por Fidel Castro tomó La Habana, derrocando al entonces dictador Fulgencio Batista. Este triunfo de la Revolución cubana, logrado tras una lucha armada en la Sierra Maestra desde la llegada de los revolucionarios en el yate Granma, generó inquietud en la región y profundizó las diferencias con Estados Unidos, el cual implementaría un embargo que aún hoy, casi 60 años después, sigue vigente y bajo intenso debate en la comunidad internacional.

Las tensiones entre el gobierno revolucionario de Castro y Estados Unidos se intensificaron en 1960, cuando el entonces presidente estadounidense, Dwight Eisenhower, impuso un primer embargo en respuesta a las nacionalizaciones de bienes estadounidenses en Cuba, cuyo valor ascendía a mil millones de dólares. En febrero de 1962, el embargo fue reforzado bajo la administración de John F. Kennedy, que prohibió la importación de productos cubanos en virtud de la Ley de Asistencia Exterior. Más tarde, durante la Crisis de los Misiles en octubre de 1962, Estados Unidos aplicó un bloqueo naval para evitar la llegada de misiles soviéticos a la isla; sin embargo, este fue levantado al concluir la crisis.

La implementación del embargo se ha prolongado hasta hoy, habiendo sido reforzado en distintos momentos históricos. En la década de 1990, durante el gobierno de Bill Clinton, se promulgaron leyes como la Cuban Democracy Act y la Cuban Liberty and Democracy Solidarity Act, también conocida como la ley Helms-Burton, que endurecieron las sanciones, incluso limitando las relaciones comerciales de otros países con Cuba. Esta última ley exige autorización del Congreso de Estados Unidos para levantar el embargo y permite a ciudadanos estadounidenses de origen cubano demandar a quienes ocupen propiedades que fueron expropiadas en Cuba.

Recientemente, el embargo volvió a generar controversia en la Asamblea General de la ONU, que aprobó una resolución no vinculante en rechazo a la medida, con 187 votos a favor y solo dos en contra —Estados Unidos e Israel—. Esta decisión tuvo eco en países como Argentina, donde el presidente Javier Milei destituyó a su canciller, Diana Mondino, en un aparente desacuerdo con el voto de Argentina a favor de la resolución. La decisión de Milei, alineada con su postura favorable hacia EE.UU. e Israel, ha reavivado las divisiones internas respecto a la política exterior del país sudamericano.

El embargo ha sido objeto de intensos debates sobre sus impactos reales en la economía cubana. Para Arturo Lopez Levy, profesor de relaciones internacionales en la Holy Names University, “es más correcto hablar de un bloqueo o asedio” que de un simple embargo. Explicó que “el Gobierno de EE.UU. buscaba generar ‘hambre y desesperación’ en el pueblo para un cambio de gobierno”, refiriéndose al memorando de Lester Mallory, funcionario estadounidense en la década de 1960. De acuerdo con Lopez Levy, estas restricciones han encarecido las transacciones financieras en Cuba, afectando a múltiples empresas internacionales.

En contraste, Frank Calzón, activista cubano por los derechos humanos, considera que “gran parte de lo que el gobierno de Cuba llama bloqueo es mentira”. Según Calzón, Estados Unidos permite a Cuba adquirir los productos necesarios, aunque exige el pago en efectivo, un modelo que, afirma, desmiente “las grandes mentiras del castrismo”.

Eduardo Gamarra, profesor de política internacional en la Universidad Internacional de Florida, sostiene que el embargo ha sido “extraordinariamente poroso”, subrayando que el turismo en la isla creció gracias a las inversiones extranjeras, especialmente españolas. Según Gamarra, cuando se asocia exclusivamente el embargo con los problemas de Cuba, se omite el impacto de la caída de los subsidios soviéticos en 1990, lo que obligó al país a abrirse al turismo y a la inversión privada en los años 90.

Durante la presidencia de Barack Obama, las relaciones entre Cuba y Estados Unidos experimentaron una apertura significativa: se levantaron ciertas restricciones, se restauraron los vuelos comerciales y se reabrió la embajada de EE.UU. en La Habana. Sin embargo, bajo la administración de Donald Trump, entre 2019 y 2021, se revirtieron muchas de estas medidas, recrudeciendo las sanciones y devolviendo a Cuba a la lista de países que apoyan el terrorismo.

Pese a las sanciones, Cuba mantiene relaciones comerciales con diversos países, en especial con China, que en 2022 representó el 39.9 % de sus exportaciones. También se destacan como socios comerciales España, Alemania y Suiza, mientras que las principales importaciones cubanas provienen de España, China, Estados Unidos y Brasil.

La reciente votación en la ONU y la destitución de la canciller argentina han puesto en evidencia que el embargo a Cuba continúa siendo un tema de fricción en la política global, así como una cuestión interna para varios países en su relación con Estados Unidos y sus aliados.

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