La reciente elección de Donald Trump en Estados Unidos ha generado diversas inquietudes en México, especialmente en relación con la política migratoria, comercial y de seguridad entre ambos países. En una entrevista en La Revista Peninsular, Federico Berrueto, analista político, ofreció una visión detallada sobre lo que significa este triunfo para México y cómo puede afectar las relaciones bilaterales en los próximos años. Según Berrueto, la victoria de Trump refleja un fenómeno social que no es exclusivo de Estados Unidos, sino que se ha visto en otras naciones, incluyendo México, donde el descontento popular y la búsqueda de cambio han llevado al poder a candidatos considerados disruptivos.
Berrueto explicó que el apoyo a Trump proviene de un profundo descontento en la sociedad estadounidense hacia el “estatus quo”. A pesar de los antecedentes controvertidos de Trump, incluyendo acusaciones de racismo y misoginia, muchos votantes, incluyendo latinos y afroamericanos, lo eligieron porque lo perciben como un agente de cambio frente a un sistema que consideran fallido. Esta situación tiene similitudes con la elección de Andrés Manuel López Obrador en México y el referéndum del Brexit en el Reino Unido. En todos estos casos, los votantes priorizaron sus preocupaciones inmediatas —empleo, seguridad económica y control migratorio— sobre consideraciones políticas tradicionales.
En el caso de México, Berrueto destacó que hay razones significativas para estar preocupados ante esta nueva administración en Estados Unidos. Con el control del Senado y la Cámara de Representantes, Trump tiene la capacidad de implementar políticas que podrían afectar directamente a México, como el endurecimiento de la política migratoria y la imposición de tarifas comerciales. Berrueto mencionó que, al igual que Morena en México invoca el “mandato popular” para justificar sus reformas, Trump utilizará el respaldo de sus votantes para avanzar en sus promesas de campaña, incluyendo la deportación de millones de inmigrantes y la imposición de medidas comerciales proteccionistas. Esto es especialmente relevante porque Trump nunca ocultó sus intenciones durante la campaña; él dejó en claro sus planes y ahora intentará ejecutarlos.
Berrueto también señaló que Trump podría adoptar una postura más severa con México, en parte porque considera que México ha incumplido con el tratado de libre comercio, permitiendo la entrada de productos chinos al mercado estadounidense, especialmente en la industria automotriz. Esta “competencia desleal” ha generado tensiones en la relación comercial entre ambos países, y Trump podría utilizar esta situación para justificar la implementación de tarifas o restricciones. Además, la política de seguridad en México ha sido otro punto de fricción, particularmente en lo que respecta al narcotráfico y la crisis del fentanilo. Según Berrueto, el gobierno mexicano ha sido complaciente con los grupos criminales, lo que ha contribuido a que grandes cantidades de fentanilo lleguen al mercado estadounidense, exacerbando la crisis de salud pública en ese país.
Para México, estas políticas significan estar “en el banquillo de los acusados”, pues la administración de Trump se enfocará en fortalecer su propia economía y seguridad, tomando medidas que podrían poner en aprietos a las exportaciones mexicanas y al flujo migratorio. La percepción negativa que actualmente tienen muchos estadounidenses sobre México podría intensificarse si Trump decide utilizar estos temas como una herramienta para mantener su popularidad y cumplir sus promesas de campaña. En este sentido, Berrueto sugiere que México debe reconocer cómo es percibido desde el exterior y prepararse para enfrentar una relación bilateral más compleja y posiblemente más tensa.
En conclusión, la reelección de Trump representa un desafío importante para México en áreas clave como el comercio, la migración y la seguridad. Aunque Trump enfrentará restricciones dentro del sistema político estadounidense y tendrá que negociar con diversos actores internos, es evidente que sus políticas tendrán un impacto directo en México. Ante esta situación, será fundamental que México esté preparado para adaptar sus estrategias y responder a un entorno internacional más exigente y menos indulgente con los errores o inconsistencias en sus políticas.