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¿Nada que Hacer? Cerrada la Escuela, Abierto el Colegio

Jorge Valladares Sánchez
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Por: Jorge Valladares Sánchez*.

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Sí, lo siento, también aquí conversemos de la contingencia… pero con el estilo que ya conoces. Así que empecemos con el diccionario, sigamos con lo que “dice la gente”, luego veamos lo que “dicen los que saben”, pero, en especial, luego de algunas de mis ocurrencias, enfoquemos lo que sirve y podemos hacer al respecto, si queremos, y si no, pues NO.

Resulta que contingencia, dice la Academia, es la posibilidad de que algo suceda o no suceda. Hoy tenemos claramente a la vista lo que ya no está sucediendo, no tan claro lo que sí sucede, pero sobre todo un temor creciente de lo que puede suceder. Así que no sé si sea el término adecuado el que nos han vendido. Pero jugando con la etimología, resulta que la palabra conjuga “con” que implica la convergencia y “tangere” que significa tocar. Curiosamente sería el potencial de dos cosas de tocarse, a ese tipo de suceder se refiere, pero en esta contingencia, precisamente lo primero que nos dijeron es que dejemos de tocarnos. En otro sentido, significa lo que le toca a algo, lo que le corresponde, lo que le concierne.

Hace ya más de un mes que la corona dejó de ser tema de majestad (aunque haya quien piensa que sólo a los ricos les afecta) o de disfrute al mediodía (aunque en estados como el nuestro ya nos prohibieron ese consumo). Primero afloró en decenas de memes, bromas y estampitas, para luego aparecer cada vez más en las noticias y en la información oficial, primero tímidamente y ahora permanente. Pasamos del clásico “no pasa nada”, a días interminables en que no pasa nada de lo que antes podíamos hacer y tal vez no valorábamos.

Por fin mi Clausy se siente entendida por sus amiguitos al decir que a ella no le gusta que no haya clases. Por fin nos ocupamos generalizadamente de cuidar la forma en que nos saludamos al llegar a casa o ver a otras personas en la calle. Por fin ponderamos el tiempo que dedicamos al trabajo y el que pasamos con la familia. Por fin llamamos repetidamente a quienes nos importan sin que sea navidad o su cumpleaños.

Claro esto no evita que haya quien crea que le dimos un puesto y un buen sueldo para experimentar con lo que desconoce o con la seguridad y bienestar de la gente que le paga. Quédate en casa es correcto, suena bien y hasta inspira hashtags, canciones, campañas de solidaridad; bueno, hasta hace que valoremos más a quienes NO pueden hacerlo porque tienen que servirnos. Pero… ¿la contingencia cambiará la pesada realidad de que en muchas casas sólo hay comida hoy si alguien sale a trabajar? Y ¿Si la casa no es mía, sino que la rento, será que la dueña acepte dejar ella de comer, porque entiende que no le puedo pagar por ahora, aunque ella de eso vive? Y, déjame llevarlo tantito más lejos, ¿si en casa ocurren escenas difíciles o dañinas, o el espacio y comodidades no se parecen mucho al de las estrellas que salen en Facebook, será que podamos seguir sumando días y días de encierro sin agravar las emociones, los conflictos o los daños?

¡Ya sé!, demos chance de que paguen los impuestos diferidos, suspendamos indefinidamente las escuelas, cubrámosles 200 pesos de electricidad, cerremos todo punto de reunión, incluyendo los parques, decretemos ley seca, hagamos perifoneo intimidatorio con patrullas, repartamos unos pesos mensuales que juntos suenan a mucho, pero por familia suenan a broma, si es que te toca, porque si no suenan a burla. Y ¡pum! Podemos extender la “cuarentena” tantas veces como consideremos para que todo el mundo esté fuera de riesgo.

En un entendible intento de darle seriedad al tema, se empezó a usar su nombre técnico popular, CoViD-19, aunque el oficial es SARS-CoV-2. Bueno, pues resulta que lo de corona se refiere en realidad a la semejanza del tal virus con la corona, pero del sol, y que las siglas son por Corona Virus Desease (enfermedad) y lo de 19 es porque se detectó justo el último día de ese año, aunque para muchos/as apenas empezaron a fluir noticias serias en marzo de este 20. Y lo más feo es que es uno, de una colección de varios más que han llegado para quedarse, como algunos que generan resfriados comunes y otros tan graves como el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS).

Sí, es un tema mundial. Sí requiere solidaridad, madurez, prudencia, colaboración y conciencia social. Sí estamos como sociedad involucrados y el mundo sigue girando como giraba antes de. Así que seguiremos viendo puntos de vista encontrados, desinformación, mesías de la salvación y del fatalismo, del nuevo amanecer y del complot. Y sí, la pregunta es la misma, antes y después del COVID-19, ¿qué podemos hacer, para cuidar nuestra salud y preservar la vida, pero también para crecer como seres humanos y como comunidades o especie humana?

Hay innumerables consejos e ilustraciones en redes y sitios de internet, de fácil acceso; la mayoría gratuitas y algunas oportunamente a bajo costo. Y lo importante es elegir, y lo difícil realizar a diario, sanamente y adecuadamente las que sintonicen bien con lo que nos hace sentir personas, familias, pareja, humanos. Y marcar distancia, no con las personas, sino con las informaciones inadecuadas o las quejas infructuosas, o con los vicios de confrontación, discriminación y desvinculación. Hoy tenemos tiempo, más que nunca para vernos, en físico en casa y en virtual con el mundo, para comunicarnos, entendernos y especialmente conocernos y reconocernos. Entonces, para la Contingencia apliquemos la primera etimología planteada y actualicemos el potencial de tocarnos, como seres humanos, que yo llamo: hacer Contacto Humano.

Quiero resaltar dos ejemplos claros y afortunadamente repetibles de éxito de la segunda etimología de Contingencia, esa que se refiere a hacer lo que toca o lo que corresponde, lo que concierne. El primero es de una persona, que deseo de corazón que en cada colonia, vecindario o conjunto habitacional tuvieran a una como ella. Hace más de un año decidió servir a sus vecinos en los aspectos administrativos en los que todos deberíamos colaborar, y lo ha hecho con dedicación, corazón, generosidad y creatividad. En esta cerrada de Santa Fe, nunca habíamos alcanzado el punto de armonía que hoy bajo su sana y sensible coordinación tenemos. Y ante la contingencia, se ha duplicado su hacer, incluyendo adicionalmente a sus acciones constantes y efectivas la positividad para mantener el ánimo, e incluso la solidaridad colectiva con las personas que nos brindan sus servicios públicos y de vigilancia, que requerimos y alguien tiene que hacer aunque arriesgue su salud. No recibe un peso por ello, pero siente que le concierne, y lo hace. ¡Gracias, Elmy! 

El segundo, una asociación de profesionales. Durante ya 30 años ha existido y persistido el Colegio de Psicólogos del Estado de Yucatán. Y luego de algunos periodos más activos y otros menos, hoy se está consolidando bajo el liderazgo de un conjunto de excelentes profesionales y seres humanos, que dedican horas y talento en el Consejo Directivo y en las Comisiones Técnicas que hace ya ocho años me ocupé de habilitar, cuando tuve la oportunidad maravillosa de estar a cargo. Hoy, ante la contingencia, y pasando por las mismas dificultades de cualquier persona que ve afectados sus ingresos por las restricciones que enfrentamos, han decidido que les concierne servir y apoyar a la población, y por decenas se han integrado al programa Mérida Nos Une. En resumen significa que dan su conocimiento, servicio y dedicación a enlazarse en los esfuerzos coordinados para apoyar a la gente que lo necesita en nuestra ciudad, y en especial atender sin costo a las personas que están viendo afectada su estabilidad o salud mental durante esta cuarentena, para solidificar nuestra expectativa de que saldremos enteros/as y fortalecidos/as de este mal momento. Cualquier persona puede llamar al ayuntatel o al 9994 541 934 o entrar a la sección del programa en merida.gob.mx y elegir entre pedir ayuda u ofrecerla. Esa es la manera de hacer lo que nos toca. Mi reconocimiento Colegas, y en particular a ti, Paty Gily, hoy Presidenta del Colegio.

¡Quédate en Casa! Traducción: aprovecha, si puedes estar, para hacer lo que sabes que te hará bien, unirá a tu familia y fortalecerá nuestra integración como comunidad. Y si te toca o te concierne salir: ¡Gracias por servir a quienes sí pueden o tienen que quedarse y ayudar a quienes como tú tienen que salir, pero a ganarse lo que hoy deben llevar a su familia!

*Jorge Valladares Sánchez
Consejero Electoral del IEPAC Yucatán.
Doctor en Ciencias Sociales
Doctor en Derechos Humanos.
Especialista en Psicología y Licenciado en Derecho.
Presidente 2011-2014 del Colegio de Psicólogos del Estado de Yucatán.

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