Por: Raúl Arceo Alonzo.
Muchos venimos sosteniendo, que la verdadera intención del presidente López, es la de crear un estado autocrático, dictatorial y bananero, igualito a los gobiernos de Maduro, Evo y los Castro. Hasta hace unas pocas semanas, pensábamos que esto no sería posible, dado que el deterioro de la popularidad del presidente está acelerándose y que a sus correligionarios no les iba a alcanzar en 2021 para mantener la abrumadora mayoría en el Congreso de la Unión. Mitofsky, por ejemplo, en su tracking poll que da a conocer el 15 de abril, la aprobación del presidente es del 46.8%, en tanto que la desaprobación es del 52.9.
Este panorama sin duda ha cambiado. La pandemia le da el pretexto perfecto para empezar a tomar medidas extraordinarias, como por ejemplo, la extinción de los fideicomisos, que cuentan con dinero que se ha ido acumulando a lo largo de muchos años y que de la noche a la mañana pasarán al uso discrecional de una sola persona.
Los empresarios -de cualquier nivel- y creo que el resto de la población, siguen pensando que el presidente está interesado en la conservación de los negocios, de la economía de libre mercado y del respeto a las garantías individuales. Siguen pensando que va a haber un paquete económico que preserve la planta laboral lo más posible -es imposible que se conserve al 100%- y que reactive la economía una vez pasada esta emergencia. Quisiera creer que eso es posible, pero está claro que ese no es el plan de este gobierno y la pauperización de la economía proyectada para varios años, se va a alcanzar en los siguientes meses.
La expresión utilizada en su conferencia mañanera, no es un desliz retórico o una frase impulsiva, es lo que en realidad define su pensamiento respecto al proyecto de país que quiere. “Esta pandemia nos viene como anillo al dedo”, no es una frase que se pueda interpretar como que se deben encontrar oportunidades para el país dentro de las crisis; más bien es el desenmascaramiento total de que mientras más gente dependiendo del gobierno haya en el país, más rápido vamos al estado totalitario que se pretende.
Después de aspirar durante 18 años a la presidencia, se le hace poquito que solo vaya a estar 6, por lo que le urge tomar medidas para perpetuarse o perpetuar su modelo de país. ¿Qué lo puede detener? Tiene todos los poderes legales y fácticos: El Congreso de la Unión, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, algunos empresarios de los más poderosos del país, como Carlos Slim y Ricardo Salinas, y se sospecha que hasta ya pactó con algunos de los cárteles más poderosos del narcotráfico.
Muchos ya están empezando a pensar en los escenarios que se presentarán después de la pandemia, ya empiezan a teorizar sobre una mayor democratización de los gobiernos en todo el planeta ante el fracaso de generalizado del manejo de la pandemia.
Disiento completamente de tal optimismo, es probable que los gobiernos se endurezcan y que los liderazgos que emerjan de esta crisis sean liderazgos fuertes pero autocráticos. El mundo seguro que va a cambiar, pero no necesariamente para bien.
