La Revista

Construcción, el gansito feo de la actual administración

Raul Monforte González
Raul Monforte González
Sígueme en redes sociales:

Construyendo, por: Raúl Asís Monforte González. 

Desempeñarse como empresario de la Industria de la Construcción es, sin duda alguna, una actividad no apta para
personas que padecen alguna cardiopatía. Aunque también es cierto que es apasionante, estimulante, desafiante,
llena de satisfacciones personales y profesionales, te obliga a crecer como persona, brinda oportunidades de realizar
servicio social y comunitario, a veces es divertida. Hacer carrera profesional en la construcción, dignifica, genera
respeto y buena reputación. Una industria de la contrucción sólida y creciente, es cimiento de todo país poderoso,
y motor de una nación que está en vías de alcanzar el desarrollo sostenible, estable y duradero. 

En México es casi un deporte extremo, una misión repleta de riesgos y amenazas, sujeta a altibajos estacionales,
sectoriales y políticos. Las empresas de la construcción mexicanas difícilmente sobreviven muchos años, una muy
escasa selección de ellas pasa de los 8 años y un 97% de ellas son micro, pequeñas y medianas. El 80% de las
constructoras del país alcanzan ingresos por debajo de los 4 millones de pesos anuales y ocupan a no más de 10
empleados. 

Las constructoras nacionales, han sido desde hace muchos años, víctimas y no cómplices, de los actos de corrupción
generalizada que ha imperado en este sector. Una corrupción que se fue haciendo mas universal y profunda, mas
indolente, mas dañina, que no solamente ha significado un acto inmoral, sino que casi ha hecho desaparecer las
motivaciones para crecer en innovación, tecnología, calidad y profesionalismo, una corrupción que el actual
presidente ofreció erradicar de la vida pública de nuestro país. 

Sin embargo, a partir de su arribo al poder el 1º de diciembre de 2018, el Lic. López Obrador decidió, en una injusta
generalización, introducir a todas las empresas constructoras del país en un empaque al que colocó etiquetas de
corrupción, irresponsabilidad, mala calidad, falta de seriedad y profesionalismo. Nada más alejado de la realidad, las
empresas constructoras mexicanas, cuentan con un capital humano impresionante, formado adecuadamente en
las escuelas de ingeniería y arquitectura nacionales, con empresarios responsables, dedicados y comprometidos
con México. 

Esta administración, ha reducido drásticamente la inversión pública en infraestructura, al mismo tiempo que las
escasas y grandes obras, las ha puesto a cargo de instituciones que no tienen esta actividad como su vocación,
función o misión, como es el caso del ejército mexicano, lo cual además, es ilegal. Según datos del INEGI, en enero
de 2019, el mes siguiente al inicio de este sexenio, el valor de la producción del sector construcción alcanzó los
31,883 millones de pesos, con una cifra de personal ocupado de 500 mil personas, y a partir de ahí ha tenido la
caída mas pronunciada de los últimos 20 años, para ubicarse en febrero de 2020 en 26,758 millones de pesos, con
menos de 473 mil personas ocupadas, convirtiéndose así, en el “gansito feo”. 

El mejor aliado que puede tener el presidente para eliminar la corrupción, generando crecimiento, bienestar y
progreso, somos las empresas constructoras mexicanas. Si lo entiende, aún podemos llegar a convertirnos, como
en el famoso cuento de Hans Christian Andersen, en un hermoso cisne, que sea pilar fundamental de la grandeza
de México. 

Raúl Asís Monforte González
© Copyright 2020. Raúl Asís Monforte González. Todos los derechos reservados.
Mérida, Yucatán a 02 de mayo de 2020
E-mail: raul@mienergiamx.com
Facebook: Raúl Asís Monforte González
Twitter: @raulmonforteg

Raul Monforte González
Raul Monforte González
Sígueme en redes sociales:

No quedes sin leer...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img

Lo último