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Orgullo

José Francisco Lopez Vargas
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Claroscuro, por: Francisco López Vargas.

El revisionismo histórico es el estudio crítico de los hechos históricos y los relatos oficiales, con el fin de revisarlos y eventualmente reinterpretarlos. Tiene un uso académico legítimo y otro peyorativo. Su uso académico se refiere a la reinterpretación de hechos históricos a la luz de nuevos datos, o nuevos análisis más precisos o menos sesgados de datos conocidos, dice Wikipedia.

En este caso, la sociedad pareciera estar haciéndolo en un tema que me atañe directamente: el periodismo y es quizá precisamente porque nuestro presidente la ha emprendido contra todos aquellos medios que no se han doblegado a sus intereses y que no compartimos su manera de ver a la sociedad, al gobierno y menos, mucho menos la democracia.

Soy orgullosamente un periodista que fue formado por dos grandes maestros del periodismo, cada uno de ellos equidistante en sus concepciones, pero con una sola idea de lo que el periodismo debía ser: crítico del gobierno, sin concesiones y sin entendimientos.

Don Julio Scherer siempre pregonó que era más honesto apoyar a los opositores porque tenían en contra todo el aparato de gobierno y aún así seguían respetando sus principios, luchando; Don Carlos R. Menéndez siempre se negó a vender publicidad política porque decía que no era justo que el gobierno con todo el dinero y el poder a su disposición lo usará para promover al PRI, el partidazo.

Los dos tenían una seria convicción democrática y los dos creían que la crítica al poderoso debiera de nutrirlo para evitar atropellos, para hacerlo enmendar o, incluso, evitar que cometiera errores que nos afectarían a todos.

Así, con esa idea, ambos exhibían los atropellos del gobierno y fueron luchadores incansables por la transición democrática del país y no solo denunciaron los fraudes electorales sino también los desvíos millonarios en que incurrían los protegidos del régimen.

Ambos padecieron a los gobiernos de Luis Echeverría y López Portillo –el Diario soportó más agresiones por ser un medio con más de 95 años y mucha tradición anterior-, entre otros, en sus acosos por ser congruentes e independientes, por luchar por las causas que ellos sentían harían de este país uno mejor, menos desigual, más justo y más equitativo, pero sobre todo democrático.

Ambos plasmaron en sus medios ese país que pasó del pasmo del autoritarismo hasta el terror desatado en asesinatos de políticos de todo signo y que llegó al paroxismo con los asesinatos de Colosio y Ruiz Massieu y el levantamiento momentáneo de Chiapas.

En Yucatán también se luchó por la democracia local que al final de los 60´s llegó con el primer presidente municipal de oposición en Víctor Manuel Correa Rachó y más tarde con la llegada de Patricio Patrón a la gubernatura al inicio del nuevo siglo.
Vaya que hubo desmanes promovidos desde el poder público.

Hoy cuando se reinstala el autoritarismo en el poder político, la sociedad sigue con pasmo que muchos de los que apoyaron esa opción nunca se imaginaron el tamaño del ego y la intransigencia, de los complejos y rencor de quien lo encabeza, pero también su improvisación, su ineficacia y su falta de congruencia, pero quizá lo peor: su incapacidad para enteder lo que está pasando en el mundo de hoy.

Asistir al espectáculo del linchamiento a medios que se caracterizan por ser independientes y críticos, sólo nos deja claro que la sociedad no tiene memoria, que quienes hoy apoyan al presidente en ese afán y censuran a sus críticos no sólo no saben lo que significa un gobierno represor sino que el retroceso acredita qué clase de sociedad somos.

Lo triste es que cuando despierten de esa embriaguez que les da el saberse vencedores, verán que el retroceso también les afectó a ellos.

Lo que no tengo claro es si el otro grupo mayoritario, ese que no salió a votar, que dejó que otros decidieran, tendrá claro lo que nos costará a todos y al país seguir siendo apáticos porque esa mansedumbre terminará por lesionarlos, por hacerles la vida más difícil.

Ojalá desterráramos esa visión de que no importa que no me den sino que les quiten a los que ya lo tienen y que se entienda que muchos hemos conseguido nuestro lugar a base de trabajo, de luchar y de no darnos por vencidos.

Los éxitos personales no tienen que ver con favores o concesiones del gobierno, muchos de ellos tienen que ver precisamente por haberse opuesto a él y desde ahí construir una opción más justa para todos, a veces a pesar del gobierno. Ese es mi caso, y sé que es el de muchos otros que hemos padecido órdenes de aprehesión infladas con falsos testimonios y hasta golpizas de quienes se sintieron ofendidos por exhibir sus corruptelas, varios de ellos también periodistas, chayoteros.

Perdón, pero hoy me siento cada día más orgulloso de ser periodista independiente, de ser crítico de los gobiernos y de poder mirar a la cara a quienes me importan.

Las luchas han valido la pena, esta también lo valdrá desde la trinchera que yo escogí para hacerlo. Ni un paso atrás, ni siquiera para tomar impulso y entendámoslo al poder político se le confronta siempre y se le detiene cuando intenta cometer atropellos.

Los que hoy nos censuran por criticar al presidente, mañana nos lo agradecerán porque mucho de lo que los periodistas vemos, la sociedad no lo percibe simplemente porque no se dedica a vigilar al gobernante.

José Francisco Lopez Vargas
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