La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha emitido un informe que subraya la necesidad imperiosa de una regulación global de la inteligencia artificial (IA) para prevenir el incremento de la desigualdad y la brecha digital. El documento enfatiza que el desarrollo y uso de esta tecnología “no puede dejarse únicamente al capricho de los mercados”.
El informe destaca que la naturaleza transfronteriza de la IA exige un enfoque internacional coordinado para garantizar que sus beneficios se distribuyan equitativamente y no se concentren en un reducido número de Estados, empresas o individuos. Además, alerta sobre los posibles perjuicios de la IA, incluyendo la desinformación, el afianzamiento de sesgos y discriminación, la vigilancia invasiva, la violación de la privacidad y otras transgresiones a los derechos humanos.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, ha expresado su preocupación por el desarrollo de la IA en manos de empresas tecnológicas que “buscan beneficios con una temeraria indiferencia hacia los derechos humanos”. Guterres ha señalado que “cada nueva mejora de la IA generativa incrementa el riesgo de graves consecuencias involuntarias”.
Para abordar estos desafíos, el informe propone varias recomendaciones, entre ellas la creación de un panel científico internacional independiente sobre IA, el establecimiento de un diálogo político intergubernamental y con múltiples partes interesadas, y la formación de un fondo mundial para la IA destinado a reducir la brecha digital.
La ONU subraya que, sin una regulación adecuada, los beneficios de la IA podrían limitarse a unos pocos, exacerbando las desigualdades existentes y creando nuevas formas de discriminación. Por ello, insta a los Estados miembros a colaborar en la creación de un marco de gobernanza global que garantice que la IA se desarrolle y utilice de manera que beneficie a toda la humanidad, respetando los derechos humanos y promoviendo la equidad.