Los migrantes mexicanos en Estados Unidos enfrentan una creciente crisis económica a medida que envejecen, sin una pensión adecuada ni ahorros suficientes para mantenerse. Muchos de ellos, tras décadas de trabajo arduo en empleos precarios, como en la agricultura, jardinería y construcción, se encuentran sin ingresos suficientes para cubrir necesidades básicas como la renta o el seguro médico. A pesar de haber contribuido durante años a las economías de ambos países, Estados Unidos y México, muchos de estos adultos mayores no tienen acceso a una pensión debido a su estatus migratorio o falta de cotización.
Se estima que en EE. UU. viven alrededor de dos millones de migrantes mexicanos de la tercera edad, de los cuales aproximadamente 500,000 son indocumentados. En este contexto, un grupo de alrededor de 70 organizaciones civiles, representadas por la Red Nacional de Jornaleros (NDLON), presentó una petición al Gobierno de Claudia Sheinbaum en la que exigen que los migrantes mexicanos puedan acceder a la Pensión Bienestar, un programa que actualmente solo se otorga a residentes en México.
María Marroquín y Ángela Sanbrano, activistas que forman parte de esta red, tomaron la palabra durante la conferencia matutina de la presidenta Sheinbaum para destacar las condiciones difíciles que enfrentan los migrantes mexicanos mayores de 65 años. Marroquín, quien tiene 66 años y vive en California, explicó que muchos migrantes de su edad se ven obligados a seguir trabajando, a pesar de su agotamiento físico, porque no tienen otro medio para sobrevivir. “Cuando envejecemos, ni México ni Estados Unidos nos quieren”, lamentó.
En su petición, los activistas piden que el Gobierno mexicano otorgue a los adultos mayores migrantes un pago bimestral de 300 dólares (alrededor de 6,000 pesos), como el que reciben los adultos mayores en México a través de la Pensión Bienestar. Este beneficio ha sido solicitado principalmente por aquellos que, habiendo trabajado en los Estados Unidos, no cuentan con una pensión ni con las condiciones para acceder a otros programas de asistencia en el país.
A pesar de las críticas, Sheinbaum ha reconocido la valiosa contribución de los migrantes mexicanos, y aunque aún no ha tomado una decisión, explicó que su gobierno está analizando los presupuestos necesarios para poder ofrecer una respuesta adecuada a esta solicitud. La presidenta resaltó que, durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, se había mencionado la posibilidad de incluir a los migrantes mexicanos en el programa de seguridad social, una medida que aún no se ha implementado.
El contexto migratorio también se complica con la amenaza de una posible deportación masiva bajo la administración de Donald Trump, lo que genera aún más incertidumbre entre los migrantes. A pesar de los desafíos, Marroquín y Sanbrano se muestran optimistas, confiando en que las autoridades mexicanas considerarán las necesidades de esta población vulnerable.
Con un 96% de las remesas enviadas desde EE. UU. a México, los migrantes siguen siendo una fuente crucial de ingresos para miles de familias en México. El año pasado, las remesas superaron los 63,000 millones de pesos, y se espera que esta cifra continúe creciendo.
Este reclamo por la Pensión Bienestar resalta una realidad compleja para los migrantes mexicanos mayores: después de décadas de esfuerzo, muchos se enfrentan a una jubilación sin seguridad financiera ni apoyo suficiente, y su situación sigue siendo una prioridad para las organizaciones que los representan.