La Revista

Casi Feliz

David Moreno
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En la pantalla, por: David Moreno.

Cuando uno llega a los cuarenta años comienza a adquirir conciencia que la
mitad del camino de la vida ha sido recorrido. Llegar a esa edad implica – casi
siempre – hacer un alto en el camino y
mirar hacía atrás para preguntarse a dónde se ha ido todo ese tiempo pues se
tiene la sensación de que 20 años no son nada, de que las cosas pasaron apenas
la semana pasada; al mismo tiempo se mira al presente – a los hijos, al
matrimonio, al divorcio, a los amigos, a la familia, al trabajo – y las preguntas sobre si realmente se ha
conseguido algo importante comienzan a circular por la cabeza mientras que el
futuro se sigue vislumbrando como algo lejano, como una serie de situaciones
que están aún al alcance pero que hay que correr a más velocidad para llegar a
ellas. Al final lo que sucede es lo que muchos expertos llaman Crisis de la
Edad Mediana y que afecta de manera muy diferente a quienes la atraviesan. Lo
curioso es que son pocos los productos de ficción audiovisual que abordan tal
crisis desde la perspectiva masculina y es muy refrescante encontrarse con una
serie que lo hace de una manera inteligente, divertida, emotiva y sin un falso
intelectualismo. La serie se titula Casi Feliz.

Sebastián (Sebastián Wainraich) es un tipo que ha llegado al punto de medio
de su vida. Vive separado de su mujer Pilar (Natalie Pérez) con quien ha
procreado dos hijos y con quien lleva una relación de cariño, apoyo y respeto a
pesar de la separación. Se dedica a la radio y – en menor medida – a realizar
presentaciones personales en las que hace comedia “stand up” y tanto en su
programa radiofónico como en sus monólogos cuenta experiencias de vida, de lo
que sucede en su cotidianidad y en la de sus radioescuchas. Ha logrado crear
una fiel base de radioescuchas porque muchos se identifican con el momento por
el que Sebastián atraviesa, ese en el que la mitad puede convertirse en un
principio que puede de manera paradójica comenzar a dibujar con mayor claridad
como será el final, y porque tiene la enorme capacidad de generar empatía a
través de una personalidad abierta, que dice lo que piensa y que lo hace con
suma honestidad. Lo paradójico es que una vez que abandona la cabina de
transmisión Sebastián se convierte en un hombre tímido, inseguro, dubitativo.
Un tipo perdidamente enamorado de su ex mujer pero que ha preferido la
separación porque no tiene la capacidad emocional de luchar por el amor de su vida.

La serie seguirá a Sebastián y a las dos facetas de su personalidad, lo
hará creando un compendio de situaciones comunes, cotidianas, en las que no
existe ningún tipo de pretensión por tratar de explicar el sentido de las
mismas sino lo que hay es la intención de acercarse a una realidad tan normal
como compleja. Lo hace a través de diálogos sencillos en los que los personajes
vacían todas sus inseguridades, sus afectos, sus temores y sus casi
felicidades. El protagonista se encontrará con una serie de personajes – su
hermano, sus padres, una ex novia, sus hijos,el productor de su programa – que
le despertarán una montaña rusa de sentimientos y una enorme dificultad para
expresarlos cuando el micrófono se apaga. La serie indaga en lo que significa
la felicidad y su constante búsqueda una vez que los primeros amores han
desaparecido, que la Juventud se ha esfumado y con ella quizá el candor, la
pasión, de otros tiempos en los que ser feliz no parecía algo realmente
complicado. Ello inevitablemente llena a cada uno de los episodios de un
importante dejo de nostalgia, la añoranza por lo que se tuvo – y por que lo que
nunca se pudo tener – ronda siempre sobre cada una de las escenas lo que
provoca momentos cuyo drama no esta dibujado por lo extraordinario sino por las
cosas de todos los días, por la vida y toda su paleta de colores.

Casi Feliz nos lleva los rincones a la vida diaria de Buenos Aires. A sus
barrios, sus edificios habitacionales, sus suburbios. Explora la faceta más
normal de una legendaria e importante capital reproduciendo la parte más
consuetudinaria de su agitada existencia. La ciudad se convierte entonces en el
contexto ideal para una narración que reivindica a las pequeñas luchas de
quienes asisten a la mitad de su vida con un boleto solo de ida en la mano y
por lo tanto con la necesidad de utilizarlo con inteligencia, con sensibilidad
y con la idea de que una vez descubierto el destino la presión por hacer de la
vida algo memorable no nos haya hecho sabotear lo que realmente es eso que
llaman felicidad.

La primera y entrañable temporada de Casi Feliz está disponible en Netflix.

David Moreno
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