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Las Generaciones de México de frente al Partido Revolucionario Institucional

Edwin Carcaño Guerra
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El Partido Revolucionario Institucional nació como la institución que le daría forma y sentido a la vida política de México. En los tiempos de la Guerra Civil Mexicana el presidente Plutarco Elías Calles (Generación de los Caudillos 1853 a 1882) buscó crear una institución, dirigida por él, para concentrar el poder y los intereses de las fuerzas en conflicto. La llegada del presidente Lázaro Cárdenas (Generación Institucional nacidos entre 1883 y 1910) y el relevo generacional empezaron a cambiar la actitud política de esos tiempos. La nacionalización del petróleo y el hartazgo social a una vida sin instituciones condujeron al PRI a afianzarse como la gran institución mexicana del siglo XX.  

 

Vinieron los años de oro con crecimiento económico, paz, seguridad y progreso. El PRI era la casa de todos los ciudadanos. Los mexicanos de esos tiempos aceptaban la autoridad y vivían en comunidad. Los presidentes de México eran grandes guías que tomaban decisiones por su pueblo. Todo parecía marchar muy bien. Sin embargo, había elementos que vaticinaban un cambio pero nadie quería darse cuenta: Una nueva generación más individualista y sin respeto a la autoridad estaba entrando a la juventud. Los Baby Boomers mexicanos llegaban a la vida política.

 

Las olimpiadas de 1968 y el Mundial de Fútbol de 1970 eran la coronación del Partido de la Revolución hecha Institución. Los mexicanos le iban a demostrar al mundo que de las cenizas de la guerra civil había renacido una nueva sociedad que valoraba la vida institucional. Ese iba a ser el gran momento de México. Sin embargo, una nueva generación que no valoraba los éxitos de la mal llamada Revolución Mexicana decidió retar al sistema. Hoy nadie recuerda esas fiestas deportivas pero el 2 de octubre no se olvida.

 

La Generación Baby Boomer Mexicana (nacidos de 1939 a 1959) irrumpió en la vida política nacional demostrando ser la primera generación mexicana individualista del siglo XX. Su avance dentro de la vida social fue rápida y fuerte. En 1976 la reforma política de Jesús Reyes Heroles abrió espacios para que más jóvenes tuvieran acceso a los círculos de poder. Los primeros Boomers en las altas esferas del poder participaron en el sexenio del presidente Miguel de la Madrid Hurtado (Quien pertenece a la Generación Silenciosa nacidos entre 1911 y 1938).

 

El PRI se encontraba en un difícil dilema: Los sexenios de Luis Echeverría y José López Portillo (Ambos miembros de la Generación Silenciosa) habían sido un desastre. La miseria en México había crecido a niveles nunca vistos y las crisis económicas azotaban al pueblo de manera cruel. Las estructuras del PRI seguían siendo sólidas, pero las bases populares se empezaban a rebelar. El presidente Miguel de la Madrid tuvo que tomar una decisión: favorecer a las viejas estructuras con un candidato de la Generación Silenciosa o impulsar más las reformas que él había comenzado lanzando un candidato Baby Boomer.  

 

Sucedió lo ineludible: La gran institución mexicana, la casa de todos los mexicanos se fracturó entre los viejos intereses nacionalistas y los reformadores liberales. El conflicto entre la Generación Silenciosa y los Baby Boomers explotó el día que Cuauhtémoc Cárdenas renunció al PRI y se lanzó por su cuenta para ser presidente de México. Los herederos directos del General Lázaro Cárdenas se jactaban de ser institucionales y disciplinados. Los Baby Boomers eran individualistas, pocos respetuosos de la autoridad y querían reformar aquel sistema que los había herido a balazos en 1968.    

 

Las elecciones de 1988 dejaron al PRI preguntándose sobre su legitimidad como líderes de un México que había cambiado. El “Viento de Cambio” (Wind of Change de Scorpions) había derribado el infame Muro de Berlín, colapsado a la URSS, impulsado a la democracia en todo el mundo, aumentado la creencia de que el mercado podría solucionarlo todo, derribado dictaduras bananeras y según Francis Fukuyama, acabado con la historia. Luis Donaldo Colosio como Secretario General del PRI lo reconoció cuando Ernesto Ruffo Appel se convirtió en el primer gobernador Panista de la historia.  

 

México se subió a la corriente globalista y se empezó un proceso de liberalización económica, privatizaciones y respeto al voto. Los viejos intereses nacionalistas, aun con fuerza política, repudiaban estas acciones. El presidente Carlos Salinas de Gortari (nacido en 1947 y perteneciente a la Generación Baby Boomer), empezó a derribar el viejo orden nacionalista y a construir un México liberal capaz de enfrentar con éxito la competencia global del nuevo orden unipolar. Los mexicanos empezaban a ver como un nuevo liderazgo transformaba al país y a muchos les gustaba.  

 

La decadencia institucional de México se aceleró con la llegada de los Baby Boomers al gobierno y a las empresas. Por esos tiempos los priistas empezaron a dejar de ser disciplinados y ante cualquier desplante del PRI se rebelaban y se cambiaban al PRD o al PAN. Esta desobediencia institucional era algo nunca visto en la vida política del país. En esos tiempos un joven individualista y rebelde a la autoridad (Como la mayoría de los Baby Boomers) tomó los pozos petroleros y les prendió fuego. Ese joven, hoy como adulto, es el presidente y se llama Andrés Manuel López Obrador (Nacido en 1953).  

 

Finalmente, la decadencia de las instituciones de México y el partido oficial se enfrentaron al año 1994. El asesinato de Luis Donaldo Colosio se convirtió en una total afrenta a la institución de la presidencia, del dedazo y del candidato del PRI. Muchas reglas dentro del orden del poder se rompieron. Asesinar a un candidato era algo que estaba fuera de la ecuación matemática. Esa tragedia puso a Ernesto Zedillo Ponce de León (Baby Boomer nacido en 1951) en la candidatura a la presidencia del PRI. Las circunstancias eran difíciles ya que, además, el EZLN se había levantado en armas.  

 

El año 1997 significó para el PRI perder la Cámara de Diputados. Tres años más tarde llegaría a la Presidencia de México Vicente Fox Quesada (nacido en 1942 y perteneciente a la Generación Baby Boomer) del Partido Acción Nacional. Su personalidad rebelde, desafiante a la autoridad y siempre con botas reflejaba toda la naturaleza de su generación. Durante los 12 años que el PAN gobernó desde Los Pinos el PRI se volvió una débil oposición. Sin embargo, lo que sí sabía hacer mejor que nadie era ejercer su poder regional para ganar elecciones locales y estatales.  Su discurso cercano a la gente y con promesas sencillas se traducía en votos efectivos.

 

La llegada de la Generación X (nacidos entre 1960 y 1982) al poder y a la vida social de México se dio durante los primeros años de Fox. Los X son una generación pragmática y económica que ama la libertad y no tiene nada de respeto por las autoridades. En el PRI muchos miembros de esta generación empezaron a llegar a las gubernaturas durante la presidencia de Felipe Calderón Hinojosa (Nacido en 1962 y perteneciente a la Generación X). Para muchos ciudadanos este relevo generacional significó una nueva esperanza de paz y progreso. Eso nunca sucedió debido a que estalló la guerra contra las drogas. La guerra que nunca tendrá fin según algunos.

 

Dentro del repudio a la violencia, la esperanza de nuevas formas gubernamentales y por la memoria histórica de que el PRI sabe gobernar Enrique Peña Nieto se convirtió en el presidente de México. De nuevo el partido de la revolución parecía tener aire para componer a México. De nuevo la esperanza de una mejor calidad de vida surgió entre los electores. Pero era imposible regresar al pasado. Aquella generación silenciosa que presumía su institucionalidad y su disciplina estaba muerta. Solo había políticos desobedientes y pragmáticos buscando el poder y corrompiendo todo a su paso.  

 

El desastroso gobierno del PRI, desde gobernadores en Veracruz, Quintana Roo y Tabasco, como la percepción de corrupción en altas esferas terminaron acabando con sus oportunidades de volver a ser el partido de la gente. El repudio se manifestó de manera masiva el 2 de julio del 2018 cuando 30 millones de mexicanos votaron por Morena. En la elección de ese año hubo un nuevo factor que el Partido Revolucionario Institucional dejó pasar por completo: la llegada de los Millennials (1983 a 2005) a las urnas. Ningún partido político en México puede aspirar a sobrevivir a esta etapa de Crisis Institucional si no cuenta con el apoyo de esta generación.

 

Hoy el PRI enfrenta un problema de escancia: no puede ser oposición abierta ante las políticas públicas de Morena porque estas tienen la marca tricolor. Muchas de las propuestas del presidente son recetas del pasado impulsadas por antiguos priistas. Por otro lado, no pueden aliarse abiertamente porque quedarían anulados como partido. El mejor escenario de los priistas es recuperar sus liderazgos regionales y empezar de nuevo a generar espacios locales. Volver a sus discursos tradicionales y pragmáticos, que son capaces de unir a varias corrientes, incluso cuando éstas son contrarias.  

 

El futuro del PRI es incierto. La historia enseña que las instituciones de un ciclo histórico no sobreviven al siguiente. Para que el PRI pueda quedarse en la sociedad mexicana va a tener que enfrentar esta etapa de transformación social. Los líderes aún se pelean por un poder infinitesimal que aleja a la ciudadanía del partido. La fuerza natural del PRI es que sus miembros sean institucionales y disciplinados. El liderazgo Priista debe de ser incluyente y aceptar todas las voces dentro de la institución. El día de hoy eso es difícil porque la actitud individualista se sobrepone a la institucional. ¿Están listos los priistas para volver a ser institucionales y disciplinados?

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