La Revista

El #Monseñor y los #ArellanoFelix

Manuel Triay Peniche
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Querido don Carlos no pensaba escribirte de nuevo pero estoy sorprendido, no sabes cuántas cosas he escuchado de tí en las últimas horas, a raíz de tu fallecimiento. Para comenzar, todos, todos quienes laboramos contigo estamos abatIdos y cada quien ha recordado alguna anécdota diferente pero que dibuja tu trato amable, cordial y hasta cariñoso en el trabajo. No dirán lo mismo del Bonch Muñoz y de mi tampoco, que aplicábamos métodos diferentes a los tuyos, en busca del mismo fin.
Pero ¿sabes de qué estoy sorprendido? que todos quienes te trataron coinciden en tu rectitud y tu profesionalismo. Sí, y aquí incluyo a políticos en activo y en la banca, y de diferentes colores. Están tan consternados que hasta a mí me han dado el pésame, claro que yo seguí la táctica que me enseñaste: si algo reclamaban yo te echaba la culpa, y si algo les gustaba pues me paraba el cuello. Siempre platicamos esto ¿Lo recuerdas? Tu decías que así no me cerraban la puerta porque yo era el reportero. Y funcionó. Lástima que no te dijeron en vida lo que hoy me comentan.
Pero hay algo que no puedo quitarme de la cabeza. Para muchos tu periódico era un órgano de promoción del catolicismo, pero además panista. Lo primero te hacía sentir bien, pero lo segundo no lo admitías. Cuando yo ingresé al Diario -me aceptaste por necesidad, tenías que suplir a tus primos que se retiraron de la empresa- publicabas el Evangelio, comentarios del Evangelio, De la imitación de Cristo por Tomás de Kempis, pretensiones matrimoniales. Bueno, el jefe de prensa de la Arquidiócesis tenía un escritorio en Redacción y hasta auto le dabas.
Pero aún así, los curas tenían muchas reticencia y no sé por qué. Aquella tarde que me mandaste a platicar con el Arzobispo, anterior del anterior, para que diera el visto bueno a la capilla que se construyó en Chicxulub Puerto, y que pagaste de tu bolsa, recuerdo que se puso medio ma… (diosito no pongo el calificativo para que no me castigues), mal… humorado, porque antes de hacer el proyecto le debiste consultar. Yo me disgusté mucho de su intolerancia y tú te reíste.
Y cuánto hicimos por lograr buenas migas con el anterior, que nos mandaron del Norte. Si, el hidrocálido nunca te perdonó que hayamos publicado su relación con los hermanos Arellano Félix puesto que intervino para que éstos fueran recibidos por el nuncio apostólico Mons. Priglioni. Allá terminó tu trabajo de promotor de la Santa Iglesia, a pesar de los buenos oficios interpuestos para limar asperezas.
Allá en la Curia Episcopal trabajaba mi amigo el padre Carlos Heredia Cervera, no lo voy a olvidar. Aquella mañana me llamó y dijo: necesito hablar contigo, es urgente. Minutos después, en su oficina del segundo piso, allá en Catedral, me urgió: tenemos que sentar a esos dos señores, yo me encargo del Arzobispo y tu de don Carlos. Tu aceptaste de inmediato la junta aunque pusiste una condición: “que sepa que yo voy a defender al Diario”.
Nunca se reunieron, él no quiso. Acabamos dando en primera plana fotos del padre Patrón Wong y de monseñor hidrocálido en interiores. Si te conté, verdad, de un domingo que al finalizar la misa, antes de dar la bendición, el padre Heredia dijo delante todos: Manuel Triay no te vayas a ir, necesito hablar contigo. Y que me reclama lo de las fotos. Si viera hasta donde ha llegado el chino Patrón y que el emérito no ha cambiado en nada: ni con su suplente la lleva bien- Te contaría lo que sé pero puedo ser excomulgado.
Y de los panistas, don Carlos, sólo te diré que hoy me hablaron tres que están muy agradecidos contigo, como debieran de estarlo todos, a fin de cuentas tu lucha por educar cívicamente a los yucatecos, tu lucha en pro de la democracia, tu lucha por estar presente como auditor social de todos los gobernantes, benefició directamente al PAN. Eso nunca entendieron los políticos, que Acción Nacional y tu periódico buscaban un objetivo común, nada más. O que lo diga el primer y único gobernador panista que pensó tendría en el Didy un órgano de promoción, y se quedó chato.
Bueno, este es mi reporte tras tu partida, dejaste huella. Creo, por lo que hoy vivo, que te has vuelto un parteaguas en el periodismo, y no es para menos. A ver si más adelante te informo de cómo van las cosas por acá. Por cierto, también recibí muchos elogios de algunos priistas hacia tu persona, mejor ni te digo porque no me vas a creer, algunos de ellos eran presa fácil de tus Primeras Columnas, las que nacieron tras tu recuperación de la cirugía del corazón.

Manuel Triay Peniche
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