Claroscuro, por: Francisco López Vargas.
Muchas personas simpatizantes del Presidente, y el mismo presidente, siguen sin entender que los periodistas somos profesionales que vemos el mundo desde una visión crítica.
Siguen posteando, qué flojera, que quienes hacemos una crítica del actual gobierno federal necesariamente somos o hemos sido simpatizantes y hasta apoyadores de los gobiernos que lo antecedieron. Sus privilegiados.
Es de una ignorancia absoluta creer que analizar críticamente a un gobierno nos hace daño a los ciudadanos. Grave error muy común entre los militantes o simpatizantes de los políticos y sus partidos.
El Gobierno tiene todo el dinero y el poder para hacerse propaganda y el ejemplo más claro es la sobada mañanera que el presidente eligió para hacérsela: horas de propaganda y publicidad con cargo al erario.
No puedo hablar ni meter las manos al fuego por mis compañeros, ellos y sus propios principios, intereses o simpatías, se han ganado el prestigio que tienen o no. Sin embargo, habemos quienes hemos mantenido nuestra posición crítica ante el gobierno en todos los días de ejercicio periodístico.
Varios gobernadores me han recriminado que no soy priista y mi respuesta siempre ha sido que no tengo militancia partidista. No creo que sea compatible con esta profesión.
No niego que en un par de ocasiones me han propuesto postularme para cargos de elección popular. Jorge Nodhausen siendo presidente del PAN, en Campeche, me lo propuso y le pedí que no lo comentara hasta que tuviera una respuesta. Cuando la tuve, condicioné la candidatura a que me dejaran serlo como ciudadano en una alianza amplia con PRD y con el apoyo de varios amigos más que eran militantes del PRI.
La propuesta no fructificó. Jorge me dijo que lo había consultado con el CEN y que le dijeron que si no me afiliaba e iba solo no era posible. Cómo no lo fue.
Muchos censuran que tengo amigos en el PAN, otros que los tengo en el PRI y en el PRD. También en Morena tengo amigos y a quienes se acercan para pedir mi visión de sus acciones siempre me tienen disponible.
Sin embargo, ese argumento imbécil que restringe la crítica al presidente a que todos los periodistas somos chayoteros, perdimos privilegios con el actual gobierno no tiene nada que ver, al menos conmigo.
Siempre, por convicción, me he negado a tenerlos por ser periodista. Creo que ante todo soy un ciudadano y siempre he censurado quienes abusan del trabajo para lograr concesiones o privilegios.
No tengo licencia de venta de licor 24 horas, ni supermercado, menos hotel o radiodifusora, solo mi cabeza y mis manos para pensar y escribir.
Y me considero muy capaz para el manejo de crisis y para el análisis político y la asesoría. Vivo de ser periodista, mi pluma no está a la venta ni se inclina a donde sople el viento. Lo que está bien lo aplaudo, lo que no lo critico y doy argumentos.
Como todos, hay gente a la que le tengo aprecio, gratitud y cariño, pero muy pocos, contados con una mano, son políticos y ellos también valoran mis opiniones y mi independencia. Hay respeto mutuo.
En Campeche un grupo de periodistas encabezados por un alcoholico proxeneta y abusador, me linchó mediáticamente durante meses por exhibir una práctica del gobierno de 1997-2003 y su sucesor. Varios de ellos se pusieron de acuerdo para seguirme y agredirme porque, me siento orgulloso, nunca he sido como ellos. Ni más ni menos solo diferente.
Todo terminó en una orden de aprehensión promovida desde el poder para tratar de callarme, pero la libré. Hubo otra, que también sorteé con suerte.
En Campeche y Yucatán como en todo el país hay periodismo digno, comprometido y que jamás ha sido partidista, simplemente por ellos vale la pena defender de quienes hoy, en las redes sociales, usan argumentos muy estúpidos sin darse cuenta que lo único que hacen es exhibirse exigiendo que todos estemos de acuerdo con sus simpatías.
El Mexico que no le exige resultados ni respeto y más honestidad a su gobierno terminará reeditando ese pasado del que todos queremos escapar y dejar atrás. ?Es difícil entenderlo? Ser apoyadores de un gobierno es tan malo como el argumento que usan para creer que nos exhiben a todos.
Una de las tácticas más usadas por esos gobiernos es mantener a la gente analfabeta y miserable para que sean usados de carne de cañón, aunque en sus argumentos digan defender a los más pobres.
Esos que le aplauden a la nueva versión del priismo setentero terminarán por conformarse con la nueva versión de la torta y el juguito, con lo que siempre los han comprado, y perder la esperanza de tener un país más igualitario y justo para todos.
