Editorial La Revista Peninsular.
El martes 4 de agosto Beirut, la capital del Líbano, fue sacudida brutalmente por una gran explosión seguida de otras de menor intensidad, fueron 2 mil 750 toneladas de nitrato de amonio almacenadas en la terminal portuaria de esa ciudad las que ocasionaron la conflagración, y que dejaron un saldo de 140 muertos y 4 mil heridos, hasta el momento se continúa en las labores de rescate.
Una tragedia de tal magnitud debe ser investigada a fondo hasta dar con los culpables y darles el castigo que se merecen, de acuerdo a los ordenamientos legales, en este caso, del país afectado. El gobierno libanés ya está en eso.
Desde un principio se especuló sobre un posible atentado perpetrado por algún país enemigo del Líbano, no obstante, el gobierno de inmediato reconoció que se trató de un lamentable accidente ocasionado por la negligencia humana, por lo que lo conducente será dar con los responsables.
En momentos como éste, pese a lo trágico del caso, es oportuno rescatar y destacar la solidaridad de las naciones aliadas, incluso del más jurado enemigo, que en el caso del Líbano es Israel, las naciones europeas, Estados Unidos y Canadá ya se hicieron presentes con sus respectivas aportaciones.
En tiempos en los que una pandemia inédita en la historia moderna de la humanidad, tragedias como la de Beirut nos debe hacer reflexionar como seres humanos, es momento de hacer a un lado las diferencias y ponernos a hacer algo por los demás.
Las crisis dejan grandes enseñanzas y justo ahora atravesamos por una de las más cruentas, sobrevivir en lo individual ante un virus letal nos ha unido en lo colectivo, hoy en día si no te cuidas, no solo corres el riesgo de morir sino también de contagiar y hasta matar a los seres que te rodean. Así de simple, así de sencillo.
Hoy, no importa el color de piel, religión, nacionalidad, o la orientación sexual, al final todos somos seres humanos y debemos tratar y cuidar a los demás de la manera en la que queremos que nos cuiden y nos traten.
Si queremos lograr un cambio ya no debemos esperar a que alguien más lo haga por nosotros, todos tenemos hoy la gran oportunidad de empezar, aunque sea con cosas pequeñas; empezando por ahí te vuelves parte de algo más, te vuelves parte de una comunidad proactiva, dispuesta a ser parte de la solución.
La gente del Líbano está pasando por situaciones muy difíciles y no solo desde la explosión, desde antes el país sufre de problemas económicos que afectan a toda la población. La gente ha huido de su lugar de origen para lograr conseguir una mejor vida y lograr tener mejores oportunidades.
En México hemos vivido situaciones parecidas, entre desastres naturales y económicos, se han perdido muchas vidas y por eso entendemos a la comunidad Libanesa, por eso de todas las formas posibles queremos que sepan que estamos con ustedes y que los apoyamos en todo lo posible, que los entendemos y oramos por ustedes, sepan que no están solos y que nunca lo estarán.