La Revista

Unir a Dios con los hombres a través del servicio del sacramento

Pbro. Jorge Carlos Menéndez Moguel
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Excmo. Sr. Arzobispo Mons. Gustavo Rodríguez Vega,

Hermanos Sacerdotes,

Srita. Giselle del Carmen Díaz del Castillo Canché,

Presidenta Municipal de la Villa de Conkal,

Estimados hermanos en Cristo Jesús:

 

 

​Recuerdo que al día siguiente de mi ordenación sacerdotal, tuve el privilegio de Cantar mi primera misa en la parroquia de Nuestra Señor de Fátima, en la col. García Ginerés de la ciudad de Mérida.  Recuerdo que en la homilía de esa noche prometí que mi sacerdocio sería como un puente que tendría la finalidad de unir a Dios con los hombres a través del servicio del sacramento del Orden.

 

​Han pasado ya 32 años de eso y la Providencia de Dios me ofrece la fortuna de repetir esta noche esa misma promesa en este hermoso convento y parroquia dedicada a San Francisco de Asís en esta Villa de Conkal.  He tenido la fortuna de servir como sacerdote todos estos años en diferentes comunidades de nuestra querida Arquidiócesis, donde he aprendido tantas cosas y caminado junto a muchísimas personas; he recibido también diferentes encargos que mis superiores me han hecho tratando de dar lo mejor de mí.

 

​Hoy llego a esta enorme y bella comunidad conkaleña.  Confieso que desde que recibí el aviso de Mons. Gustavo de que éste sería mi destino vinieron a mi mente las frecuentes visitas que realicé a este convento a platicar y confesarme en mi juventud con quien luego fue mi padrino de ordenación, el querido P. Francisco Javier BacelisCano.  En varios de estos pasillos conventuales le confesaba mis inquietudes vocacionales y él, con voz profética, me dijo alguna vez: “Quien quita que algún día seas tú pastor de esta comunidad…”.   Aquí estoy!

 

​Agradezco de corazón al p. Ricardo Ordoñez López su tiempo, entrega y abnegada dedicación que le tributó a esta comunidad parroquial.  Conkal, con tu servicio, ha crecido en fraternidad y ha confrontado más su vida con el Evangelio de Jesucristo.  Gracias hermano mío!!

 

 

 

​Hace unos instantes, ante los presentes físicamente y quienes nos siguen en las redes, he renovado mis promesas de fidelidad a Dios, a la Iglesia y a todos los hombres en mi ministerio sacerdotal.  He vuelto a responderle a Dios con un sí amoroso y confiado como lo hice hace más de 32años . He vuelto ante todos ustedes a comprometerme a ser eso que San Juan María Vianney, el santo Cura de Ars y patrono de los párrocos, decía en sus cartas:  “Un buen pastor, un pastor según el Corazón de Dios, es el tesoro más grande que el buen Dios puede conceder a una parroquia, y uno de los dones más preciosos de la misericordia divina”.

 

​Igual que a todos mis hermanos presbíteros, Dios nos envía a las parroquias para ser exactamente eso: un tesoro de Dios para los hombres.  Un tesoro en vasijas de barro, es cierto (cfr. II Cor 4, 7)!!  Pero un tesoro, al fin y al cabo, para el pueblo de Dios.  Porque en nuestras vasijas llevamos el tesoro de la Palabra que Dios le dirige a los hombres y que ha de ser proclamada y enseñada con alegría y esperanza; con preparación y con pedagogía.  

 

​Somos también enviados por el pastor de esta Arquidiócesis, por el Arzobispo, para ser animadores y promotores de la unidad, servidores de la verdad, impulsores de la preocupación por nuestros hermanos. Somos pastores de un puebloque peregrina, animados con el Plan Diocesano de Pastoral, en la conformación de una verdadera comunidad de hermanos que renuncien a su individualismo egoísta y crezcan en la fraternidad y convicción de ser una familia de hijos de Dios.

 

​Pero sobre todo hoy, somos enviados para acompañar a nuestro gran Pueblo de Dios, en una etapa difícil de nuestra historia.  La pandemia aun reinante ha modificada nuestras formas de relación.  Juntos, el párroco, el vicario, autoridades civiles y los fieles de esta gran parroquia, tenemos que buscar y fortalecer nuevos lazos de encuentro, ayuda solidaria, comunicación, de forma que esta fraternidad nos haga caminar juntos al encuentro del Señor.

 

​Saludo esta noche desde nuestra plataforma en internet especialmente a los fieles de las distintas comunidades que conforman la geografía parroquial de esta sede: a las fieles de Conkal, Xcuyum, Chablekal, Dzibichaltún, Kantoiná y el Country.  Pronto tendremos la oportunidad de encontrarnos y planear.  Mis saludos van también a mi familia, a la comunidad de la Sagrada Familia a la que serví recientemente, a amigos de tantas otras parroquias, grupos y circunstancias con las que hemos compartido tantos momentos.

 

​De la mano de María Santísima, con la intercesión de San Francisco de Asís, damos esta noche inicio a esta nueva aventura del sacerdocio en la parroquia de Conkal.

 

 

 

 

Pbro. Dr. Jorge Carlos Menéndez Moguel.

Conkal, Yucatán.

24 de Agosto, 2020.

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