En la pantalla, por: David Moreno.
La semana pasada en este espacio les escribí sobre “Lejos” (Away) la espectacular serie de Netflix que retoma al viaje como un elemento importantísimo de la Ciencia Ficción y que narra las posibles consecuencias psicológicas y emocionales que una odisea hacía Marte puede tener en los astronautas y en las familias que dejan en la Tierra. El planteamiento es interesante porque a pesar de tratarse de una obra de ficción es claro que las posibilidades planteadas en Lejos están sustentadas en lo que han vivido quienes en la realidad han viajado fuera de la órbita terrestre. Viajes que no han estado exentos de incidentes y de tragedias que han llevado a replantear programas espaciales completos y a preguntarse cuanto sacrificio es necesario para que la humanidad alcance la meta de conquistar el espacio.
Llama mucho la atención que casi a la par de Lejos, Netflix decida presentar Challenger: El Vuelo Final, una miniserie documental que indagará en las causas que provocaron la tragedia del transbordador espacial en Enero de 1986, en las consecuencias que el incidente trajo para todo el programa de transbordares de la NASA, y, sobre todo, para quienes vieron como un ser querido se desvanecía en el medio de una nube de gases unos segundos después del despegue de la nave, en una imagen que recorrió el mundo entero y que tuvo un importante impacto en toda una generación que pensaba que la colonización del espacio estaba a tan solo unos años de distancia.
Producida por J.J. Abrams, la miniserie intentará que el espectador conozca más a los hombres y las mujeres que se embarcaron en la fatídica misión, haciendo énfasis en la idea de la NASA de poner a un civil en el espacio. Una idea detrás de la cual estaba la búsqueda de apoyo financiero para poder sostener un programa como el de los transbordadores cuyo costo había crecido de manera exponencial desde que comenzó su desarrollo a mediados de los años setenta. Christa McAuliffe era una maestra de New Hampshire que aplicó junto a otros 10 mil colegas para poder convertirse en la primera civil en viajar al espacio. La administración de Ronald Reagan decidió que fuera una maestra la que se embarcara en tal aventura. En la superficie la Casa Blanca buscaba destacar el papel de los educadores en la construcción de la Nación pero en el fondo lo que pretendía era que los maestros se convirtieran en divulgadores del programa espacial ante futuras generaciones de votantes. McAulifre pronto conquistó la imaginación del público que siguió con renovado interés el entrenamiento de la profesora y que se prestaba a mirar en aquel 28 de enero un lanzamiento que sería histórico, pues abría la posibilidad de que en el futuro cualquiera pudiera realizar el sueño de viajar al espacio.
Lo que la serie también hará es presentar con mucho detalle una investigación sobre las deficiencias técnicas que tenían los cohetes que impulsaban al transbordador en las primeras fases del despegue. Hará una minuciosa reconstrucción de las mismas y de las advertencias, que fueron ignoradas por la NASA, en el sentido de que las fallas en el diseño de los propulsores generaban el latente riesgo de provocar una catástrofe. A la NASA, de acuerdo a la serie, parecía interesarle más el hecho de no perder el financiamiento que la integridad de quienes arriesgaban sus vidas en pos del avance de la humanidad. Los cuestionamientos por parte de familiares, las entrevistas con gente ligada al programa de desarrollo de los cohetes y a quienes tenían un participación importante en las misiones, van a ser fundamentales para que el espectador vaya ampliando su conocimiento del contexto que derivó en el triste accidente de una nave que representaba el triunfo de los Estados Unidos en la carrera espacial, generando a su vez una reflexión sobre los costos humanos que el progreso trae consigo, costos que podrían evitarse si el interés por el desarrollo no tuviera implicaciones de carácter político, no estuviera exento de la ambición generada por mantener la idea de que existe una nación poderosa y que marca el rumbo de todo el planeta.
Challenger: El Vuelo Final, es un profundo e interesante vistazo a lo que pueden provocar esos viajes que no son de Ciencia Ficción y que, en este caso, se convierten en destructores de siete familias que vieron arrebatados en tan solo unos segundos los sueños, las esperanzas y los anhelos de sus integrantes. Y es a su vez un poderoso material que pone sobre la mesa una discusión que nunca debe abandonar al ser humano al momento de plantear acciones que contribuyan a su expansión y crecimiento, una discusión en la que la cuestión principal gira en torno a los limites tecnológicos, morales, emocionales, sociales y políticos que inevitablemente están presentes en empresas de una naturaleza extraordinaria como lo es la de la conquista del espacio.
