El movimiento feminista en Yucatán, tiene sus raíces en el S. XIX. La figura de Rita Cetina Gutiérrez, es la figura toral y primigenia de este movimiento, a partir de esta personalidad, la Dra. Piedad Peniche Rivero construye un análisis de este movimiento, al cual va llevando en una línea temporal, hasta las últimas etapas del período revolucionario, el postrevolucionario, y lo lleva hasta los tiempos presentes, poniendo de relieve, los avances conseguidos, los fracasos más significativos, y las carencias que hasta hoy vive la mujer en nuestra sociedad. Piedad, con pluma magistral, nos va pintando con gran colorido el producto de sus acuciosas investigaciones, todas ellas perfectamente documentadas, fundamentadas, y que dejan plena claridad sobre los hechos y situaciones que va abordando en su análisis socio histórico y que nos lleva a conclusiones precisas.
Piedad Peniche, es una brillante profesionista yucateca, cuya trayectoria académica la pone a la palestra de la intelectualidad local. Con un Doctorado en Antropología Social por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, Francia, una de las instituciones de posgrado más prestigiosas en el mundo de la investigación y la enseñanza de las ciencias sociales. Se desempeñó como directora del Archivo General del Estado de Yucatán, de 1991 a 2013. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores de 1996 a 2002. Ha publicado importantes libros: “Los Itzaes y su Imperio Comercial en Yucatán”, en 1981. “Sacerdotes y Comerciantes: El poder de los mayas e itzaes de Yucatán en los siglos VII a XVI”, 1ª edición en 1990, 2ª edición en 1992. “La Historia Secreta de la Hacienda Henequenera de Yucatán: Deudas, migración y resistencia maya 1879- 1915”, en 2010. Y “Rita Cetina, la Siempreviva y el Instituto Literario de Niñas, Una Cuna del Feminismo Mexicano 1846-1908”, en 2015.
Piedad Peniche, feminista ella misma, pero no de las feministas de ruido y truenos, sino de aquellas que abren brecha y marcan camino para las nuevas generaciones de féminas, con el arma de la pluma y los documentos, de las que, sin aspavientos, se colocan en alturas que muy pocos pueden aspirar, pues sólo se consiguen con luz propia, y ponen así las bases y la ruta para las mujeres en general, para acceder a nuevos estratos y asumir nuevos derechos, que por una injusta situación social y patriarcal, relega al género femenino a una situación secundona e indigna. Ahora, Piedad Peniche, nos presenta su nuevo libro, “Siemprevivas”. No podía ser otro libro más apropiado y congruente con la trayectoria de nuestra escritora reseñada. Piedad, ha hecho de figuras como Rita Cetina, y también Elvia Carrillo Puerto, un estandarte de lucha de género, y una síntesis de la lucha de muchas generaciones de mujeres yucatecas, que han conquistado para las que vinieran siguiendo sus pasos, espacios antes vetados y que el dominio machista cerraba sin sustento alguno.
En este nuevo libro, Piedad nos lleva de la mano en amena narración y nos pone a disposición los elementos necesarios para construir los perfiles de sus tres figuras cimeras. Inicia con Rita Cetina, y con ella las instituciones que dan nombre al libro: “La Siempreviva”, revista feminista, poética y cultural, y “La Siempreviva”, institución educativa; del apoyo para su publicación, y la posterior inquina que le tuvo el general Francisco Cantón Rosado, “el brazo armado del conservadurismo más radical”. Nos pone al corriente del profundo significado que tuvo la fundación del Instituto Literario para Niñas, a pesar del reglamento que imponía una calidad inferior en la enseñanza de las educandas, y el terrible hostigamiento del gobernador Cantón Rosado, a la directora Rita Cetina. Con crudo realismo, Piedad nos presenta el final de la gestión de la ameritada mentora en el Instituto Literario para Niñas, en 1901, además, agobiada por la enfermedad, y su retiro a la vida privada hasta su muerte en 1908. Con la muerte de Rita Cetina, se cierra la primera parte de los tres perfiles que el libro presenta.
En el año de 1915, la Revolución Mexicana llega a Yucatán, en la presencia del Ejército Constitucionalista, con el general Salvador Alvarado a la cabeza. Este suceso, va a marcar el inicio de cambios profundos en el estado. En la ciudad de Motul, después de un hegemónico dominio de la familia Campos, pues los hermanos Roque Jacinto y José María Campos Marrufo, han desempeñado la presidencia municipal en forma alternada, y la heredan después a sus hijos y yernos, se da que, en 1915, es electo alcalde Wilfrido Carrillo Puerto, hecho que marca el salto a la escena política de la familia Carrillo Puerto, y con ello la aparición del socialismo en el panorama político de Yucatán. En este panorama van a desempeñar un papel protagónico, las otras dos figuras cuyos perfiles nos ha de ir construyendo Piedad: Elvia Carrillo Puerto y Rosa Torre González. A Elvia, la siento entrañablemente cercana, por la estrecha relación de las familias Avilés Gómez y Carrillo Puerto, en su natal Motul. A Rosa Torre, tuve el privilegio de verla viva, al final casi de su vida, en una histórica entrevista en el Canal 3 de la televisión local. Raúl Sánchez Sauri, le hizo la memorable entrevista que me dio la oportunidad de oír de viva voz sus recuerdos y vivencias.
En los capítulos siguientes del libro, Piedad nos presenta la febril acción de las feministas que continuaron con el movimiento en Yucatán, su lucha por el reconocimiento de los derechos de la mujer, la lucha profunda por obtener el derecho de votar y ser votadas, los sucesos ocurridos en el marco de los dos congresos feministas de 1916, y el desencanto por no conseguir su justo reclamo en materia de participación de la mujer en la vida pública y política. Las figuras eje del libro de Piedad son: Elvia Carrillo Puerto y Rosa Torre González. Cómo ya señalé, Elvia es para mí, una figura cercana. He compartido con mi querida prima ZulaiMarcela Fuentes, sus recuerdos de infancia, cuando con su abuela visitaba a Elvia, en su casa en la Colonia Roma en CDMX. Elvia, desde mi perspectiva, era más radical que el mismo Felipe, y muchas de las acciones más progresistas de su gestión como diputado primero, y como gobernador después, fueron al calor del pensamiento de Elvia. De Rosa Torre tenía yo un concepto equivocado, mi abuelo se refería a ella como: La Dra. Rosa Torre, y algunos tópicos de la entrevista de Raúl Sánchez me reafirmaron esta idea equivocada; en la citada entrevista, Rosa Torre narró las agresiones que sufrió por parte de un maestro, en las clases de Anatomía y sobre todo, en la de Disección. Muchos años después, con documentos en la mano, me sacó de mi error el Lic. Gaspar Gómez Chacón, quien me mostró pruebas fehacientes de que Rosa había estudiado enfermería y no medicina cómo yo creía, y la compatibilidad del programa de estudios había sido la causa de mi error, añadido a la cita de mi abuelo de la Dra. Rosa Torre.
De especial interés resulta la lectura de los capítulos dedicados a los Congresos Feministas, llevados a cabo al calor del gobierno de Alvarado. La narrativa de Piedad, es rica y muy amena, y señala muy puntualmente el devenir de los debates, los acontecimientos y, sobre todo, sus consecuencias. Difiero con ella en la perspectiva que da dedos mujeres ilustres de Yucatán: Consuelo Zavala Castillo y Lucrecia Vadillo Rivas. Consuelito Zavala, deja muy clara su postura feminista en su labor educativa en su Colegio Particular Incorporado para Niñas No. 1, que es la primeraescuela realmente laica de toda la república. Su escuela normal, produjo una importante camada de maestras de avanzada que dejaron huella en la historia de la educación de Yucatán. Por su parte, Lucrecita Vadillo, fue directora de la Escuela Normal de Profesores (antes de ser “Rodolfo Menéndez) Con un grupo de sus alumnas fundó una agrupación de mujeres de criterio progresista, el “Grupo Minerva”, cuya visión feminista las lleva a crear una institución inexistente hasta ese momento: las guarderías para hijos de mujeres trabajadoras, en el año de 1954. No sólo Lucrecia, todas las hijas del Lic. Agustín Vadillo Cicero, fueron feministas, libre pensadoras y mujeres de avanzada. Lucrecia, Adriana y Herminia, fueron maestras de ilustre trayectoria y posturas en pro de una mujer empoderada socialmente. Sin embargo, no podían escapar a ser mujeres de su época y con una formación en este contexto, y así hay que juzgarlas.
Las partes finales del libro de Piedad, son dolorosas, pues dan cuenta del fracaso de varios sueños de estas mujeres célebres nuestras. Lamentablemente, muchas de las desigualdades señaladas, prevalecen en nuestra sociedad hasta los días que estamos viviendo actualmente. Claro que se ha avanzado, y mucho se debe a la acción y hasta el sacrificio de estas mujeres verticales y dignas. Elvia y Rosa, tienen que desavecindarse de su tierra natal, pues fueron víctimas de agresiones violentas; a Elvia le incendian su casa, y se marcha de Yucatán para siempre, primero vive en Tabasco, y luego en la Ciudad de México. Rosa, se radica en la Ciudad de México, y sólo realiza contadas y breves visitas a Mérida. Sus personas fuero violentadas, sus ideas combatidas y se ha pretendido borrarlas de la historia local. Un claro ejemplo de esto, es el que, en el Diario de los Debates del Congreso del Estado de Yucatán, no figura siquiera los nombres de Raquel Dzib Cicero, Beatriz Peniche Barrera y Elvia Carrillo Puerto, las tres primeras diputadas electas de la República Mexicana.
A Rita Cetina Gutiérrez, Elvia Carrillo Puerto y Rosa TorreGonzález, Piedad Peniche las ha engarzado con el nombre común de Siemprevivas. Su libro, recoge en sus páginas la esencia y el pensamiento de estas feministas, luchadoras sociales, y mujeres empoderadas, cuyo brillo molestó, molesta y molestará a las mentes retrógradas y machistas. Pero sus pensamientos e ideales, tienen luz propia que no se apaga ni se apagará, pese a quien le pese. Piedad nos ha regalado un hermoso buqué de siemprevivas, de siempre presentes. Unas Siemprevivas, que en la mente y la conciencia colectivas, deben estar ¡SIEMPRE VIVAS!
Mérida, Yuc., a 6 de octubre de 2020.
Palabras pronunciadas por el autor en la presentación del libro “Las Siemprevivas” de la Dra. Piedad Peniche Rivero.
*Las fotos son de Salvador Peña


