La Revista

Duras pruebas para la cultura, las tradiciones, y para la vida

Marco Cortez Navarrete
Marco Cortez Navarrete
Sígueme en redes sociales:

Durante un buen lapso pensé en escribir estas líneas, la verdad, no me decidía, por momento me dije sí y por momentos me dije no. Finalmente aquí estoy, sentado, escribiendo sobre un tema que compete a todos y cada uno de los 130 millones de seres humanos que habitamos en este país llamado México.

La fecha de hoy y especialmente la de mañana domingo 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, y el lunes 2 Día de Los Fieles Difuntos, representan para la cultura mexicana una serie de celebraciones tan importantes y significativas que, considero, sólo podría compararse con la celebración a la Virgen de Guadalupe, el 12 de diciembre, y el nacimiento de Jesús, para aquellos que creen en este acontecimiento, el 24 de diciembre, y tal vez, agregando otra fecha colocaría los días de la Madre y del Padre y tal vez el Día del Niño, el 30 de abril.

Honrar y recordar a nuestros seres queridos y amigos que simple y sencillamente se nos han adelantado en este camino llamado vida, es tan importante y trascendental que, incluso, no sé usted, pero yo sí, lo percibo al grado de sentir a través del clima, el aire, las nubes y muchas cosas más que nos rodean. Son días especiales donde nos acordamos de nuestros abuelas y abuelos, madres y padres, tías y tíos, hermanas y hermanos, sobrinas y sobrinos, amigas y amigos que por algún motivo y/o razón ya no están entre nosotros.

En lo particular recuerdo mucho, por ejemplo, a mi padre, a un hermanito que nació pero que no conocí, a mis abuelos, tías, tíos y muchos amigos. A todos ellos, en algún momento de mi vida, del día, de las horas y de los minutos los veo reflejados en mi mente, sus rostros, sus voces, sus risas, sus caracteres, y muchas cosas más que los hacía únicos. Por eso, tal vez, los mexicanos les rendimos homenaje y con esto respetamos también a la propia muerte que forma parte de la vida misma; si nacemos, tenemos que morir tarde o temprano, pero nuestro ciclo de existencia, como la naturaleza, se tiene que renovar; la vida, los años, los meses, los días y las horas son ciclos.

Con este contexto ahora me permito tocar uno de los temas que más nos duelen y que no podemos dejar de lado. Mucha gente que conocimos y hoy no está con nosotros vivieron sus vidas plenas y completas, cierto es que también en otros aspectos la vida les arrebató su presencia de este planeta de manera súbita y repentina, un fallo del corazón, una enfermedad crónico degenerativa, un accidente, en fin, mil situaciones.

No obstante en lo que va prácticamente de este año la sociedad mexicana -como en prácticamente todas las sociedades del mundo- ha sufrido tanto o más de que se sufre en una guerra o en un fenómeno natural destructivo y que, ha pasado, como lo podemos ver en Líbano con una explosión que hasta el día de hoy no se tiene explicación o en el terremoto de Turquía que inesperadamente cobró cierto número de vidas humanas.

Aquí en México, leía hoy por la mañana, el COVID-19 está a unos cuantos días de quitarle a la diabetes el segundo lugar como causa de muerte entre las personas. Solo unos cuántos días y la diabetes pasará a un tercer escalón cediéndole al COVID su lugar y con más de 150 mil decesos anuales los problemas cardiacos parecieran estar sólidamente posicionado en el primer lugar por causa de muerte en México.

Esta semana en una de sus conferencia de prensa el presidente de México expresó que “sí estaba preocupado por el comportamiento del virus” y creo que esta es la primera ocasión que el mandatario, ante la opinión pública, externa su seria preocupación al ver que día tras día, aun con los descensos anunciados, no deja de incrementar el número de mexicanos que se han contagiado y que ya son casi un millón y del número de muertos que se encamina por el momento a las 92 mil pérdidas y amenaza con sumar y sumar hasta que por fin tengamos el antídoto que ponga un alto a esta dolorosa situación.

Tan es así que hoy, en palacio nacional, en la Ciudad de México, casa del presidente en turno, se llevó a cabo una ceremonia con representantes de varias etnias en honor, desde luego a los Fieles Difuntos, pero sobre todo a esas miles almas que por una u otra razón son víctimas de la pandemia de COVID-19. En este evento, que no fue público, se oficializaron los días 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre como fechas de Duelo Nacional para honrar a las personas que han fallecido por coronavirus.

Tanto el presidente como su colaborador López Gatell han invitado a los mexicanos a no asistir a los panteones, a recordar y honrar a sus seres queridos desde sus hogares, pero es tal la fuerza de esta tradición que seguramente irá y habrá gente en los camposantos, espero, acudan tomando todas las medidas necesarias para evitar el contagio, pero sinceramente resulta muy difícil pensar que esto ocurrirá, que no habrá contagios y que la vida se ha normalizado, no, no es así. Aquí en Mérida, conscientes de esto, las autoridades se han preparado para lo inevitable y tratar que el efecto negativo de estas tradiciones se convierta de nuevo en un calvario que ya causó demasiado daños en todos los aspectos de la vida cotidiana.

Estas fechas, 31, 1 y 2, serán la antesala de la gran prueba que será el 12 de diciembre cuando más de 7 millones de mexicanos acudan, como cada año, a la Basílica de Guadalupe a cumplir sus promesas. Es ahí donde sabremos que nos depara 2021.

Hasta la próxima.
Cuídese y cuide a los demás, use cubrebocas, recurra a la sana distancia y lávese las manos con frecuencia.

Marco Cortez Navarrete
Marco Cortez Navarrete
Sígueme en redes sociales:

No quedes sin leer...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img

Lo último