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CFE no debe rechazar su mejor, y quizás único, salvavidas

Raul Monforte González
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Construyendo, por: Raúl Asís Monforte González. 

Insistentemente el presidente Andrés Manuel López Obrador, Rocío Nahle y Manuel Bartlett, han repetido en
cuanto foro tienen oportunidad, que se han propuesto el objetivo de “rescatar y fortalecer” a la CFE, y “recuperar su
sentido social”. ¡Bravo, magníficos objetivos! 

Pero no nos quedemos en el enunciado genérico, vago, y sujeto a la interpretación de lo que significan esos
conceptos para cada persona que los pronuncie o que los escuche. ¿A qué se refieren con rescatar? Necesita ser
rescatado alguien que se está ahogando, o que está expuesto a un grave peligro, a un riesgo potencial inminente.
Y esos riesgos puede ser de varios tipos u orígenes, pero parece ser que en este caso se refieren con claridad al
aspecto financiero ¿Está la CFE ante un riesgo real de irse a la bancarrota? Sus números no indican eso, es más, en
la conferencia de prensa de ayer mismo en la que trataron el tema de los ahorros en la negociación de los contratos
de transporte de gas por ductos, el Director Corporativo de Finanzas, Edmundo Sánchez Aguilar, presentó algunos
datos de valor de la empresa, activos, rentabilidad, comparó algunas razones financieras y las contrastó con
promedios internacionales, para concluir que la CFE es una empresa sólida en el aspecto financiero. 

¿Entonces, si en sus propias palabras es sólida, de qué se le va a rescatar y en qué sentido se le va a fortalecer? La
aparente contradicción hace sospechar que se trata de un pretexto para ir en contra de la inversión privada y de
las energías renovables. Está plenamente demostrado, con números obtenidos de fuentes del mismo gobierno,
que comprar energía a quien la produce con mayor eficiencia, calidad, sin contaminar el ambiente, y sobre todo a
menor precio, no representa ninguna amenaza a la CFE, sino mas bien puede ser todo lo contrario, un factor que
estimule su fortalecimiento. 

Pero argumenta su director: La CFE es una empresa de electricidad, y ¿cómo va a ser que esté comprando
electricidad? ¡Debería generarla, no comprarla!. Esa frase puede dar para muchos análisis, pero concediendo que
eso debieran hacer, pues bueno, genérenla con la tecnología que hoy, en todo el mundo, es la más barata, más
confiable y más limpia, que es cualquiera de entre la solar o la eólica. Empeñarse en generar con combustibles
fósiles, especialmente los más contaminantes como el carbón, no solo es mas caro, lo cual si amenazaría la fortaleza
de la CFE, sino que también amenaza la salud y la vida de los mexicanos, por los altos niveles de contaminación
que generan. ¿Que ya existen los activos y “solo” hay que rehabilitarlos y echarlos a andar? Falso, está demostrado
que hoy, la sola operación de una planta de esas, cuya vida útil ya fue rebasada, es mucho más caro que hacer una
planta nueva renovable. 

El otro aspecto, relacionado con el “sentido social” nos remite necesariamente a los orígenes de la CFE. Datos del
sitio web de la empresa, señalan que en 1937 solamente tres empresas proporcionaban, con serias dificultades, el
servicio de energía eléctrica, lo cual motivó al gobierno federal a crear el 14 de agosto de dicho año, la Comisión
Federal de Electricidad, con el objeto de organizar y dirigir, sin propósitos de lucro, un sistema nacional de
generación, transmisión y distribución de energía eléctrica. Es decir, en su momento y en las circunstancias de aquel
entonces, el desarrollo del país requería una visión no lucrativa, para hacer llegar ese estratégico y valioso recurso,
a la gran mayoría de los mexicanos, costara lo que costara, aunque la empresa no tuviera utilidades. ¡Excelente, en
ese entonces eso necesitaba el país! 

A pesar de los enormes avances, que hoy nadie le regatea a la CFE, durante las siguientes dos décadas, para 1960,
la cobertura eléctrica nacional apenas alcanzaba el 44%, y por eso el presidente Adolfo López Mateos tomó la
decisión de nacionalizar la industria eléctrica. De acuerdo con el mas reciente censo de población y vivienda del
INEGI, realizado en 2015, el 98.7% de los hogares mexicanos cuentan con el servicio de electricidad. Eso indica, que
el sentido social de llevar energía a todos los mexicanos se ha cumplido. 

Bueno, falta un 1.3%, pero el esfuerzo ha sido enorme y los logros innnegables. El talento y dedicación de los
colaboradores de la CFE, ha sido el principal factor que ha permitido llegar a este importante logro, ¡Felicidades! 

¿Cuál debería ser ahora el “sentido social” de la CFE? Quizás no “dormirse” en los laureles de esos índices de
cobertura que muchos países envidian, e ir por ese 1.3% que hace falta, y que seguramente se trata de las
comunidades más apartadas, más pobres y más marginadas. Pues en ese objetivo, es indudable que pequeñas
redes locales alimentadas con energía solar o eólica y bancos de baterías, serían hoy la mejor opción y el mejor
aliado de la CFE para lograr ese noble propósito social. 

Adicionalmente, hoy en el mundo se debate acerca de un concepto llamado “pobreza energética”, que se define
como: no tener acceso a electricidad, o tener acceso pero no poder ni siquiera conectarse debido a su costo, o estar
conectado y contar con el servicio, pero que pagar por él signifique un esfuerzo y sacrificio muy grande para la
economía familiar. Si nos atenemos a esta definición, entonces el porcentaje de la población mexicana que se
encuentra en alguno de estos tres supuestos, es altísimo. 

Esa es precisamente la razón de que existan tarifas domésticas y de riego agrícola con muy altos subsidios, para
tratar de paliar en lo posible, ese gran problema de la pobreza energética, que le cuesta al país, poco más de 100
mil millones de pesos anualmente. Eso no le cuesta a la CFE, ya que a raíz de la reforma energética que la convirtió
y la obliga a ser una empresa productiva del estado (EPE), recibe de la Secretaría de Hacienda, el importe que
corresponde al subsidio de dichas tarifas. 

Otro objetivo de “sentido social”sería hoy entonces, intentar elevar el ingreso per cápita de los mexicanos, para que
puedan pagar el costo real de la electricidad, pero eso no le corresponde a la CFE, sino a toda la sociedad y
preponderantemente al gobierno federal, estableciendo las bases para que el país sea más competitivo y que haya
crecimiento. La CFE ayudaría a alcanzar esta meta, si logra producir y llevar el fluido eléctrico a los hogares, con
mayor eficiencia ya un menor precio. Y, nuevamente, para lograrlo, el mejor aliado que puede tener, es la energía
renovable, ya sea generada por ellos mismos, si pueden, o por particulares. 

En consecuencia, mucho bien le haría al país entero, una reflexión profunda acerca de las políticas energéticas,
soltar el pesado lastre de las ideologías obsoletas y abandonar los paradigmas que impiden ver con claridad el
futuro. El mejor salvavidas que hoy puede rescatar y fortalecer a la CFE, además de refrendar su sentido social,
probablemente sea lo que hoy está rechazando, y tal vez sea el único que le queda. 

Raúl Asís Monforte González
© Copyright 2020. Raúl Asís Monforte González. Todos los derechos reservados.
Mérida, Yucatán a 07 de noviembre de 2020
E-mail: raul@mienergiamx.com
Facebook: Raúl Asís Monforte González.
Twitter: @raulmonforte

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