Por: Marco A. Cortez Navarrete.
Entramos a la recta final de un año que pasará a la historia y será recordado como fatídico. Un año de sufrimiento, dolor y muerte. Cierto es que debemos ver con optimismo el futuro, el mañana, pero es imposible, al menos por ahora, olvidar lo que está sucediendo.
La solución a la pandemia de COVID-19 ya existe, es un hecho, ahora está en manos del Gobierno de México la celeridad para obtener la inoculación, hasta el momento, son dos lotes que han llegado al suelo mexicano superados por mucho por el ritmo de contagio y decesos que minuto a minuto siguen acumulándose a lo largo y ancho de los poco más de 2 millones de kilómetros cuadrados que tiene el país.
Hasta el momento de escribir este texto suman ya 121 mil 837 las personas que por el coronavirus han perdido la vida en México. Es cierto hay un mayor número de recuperados pero también es cierto que más de un millón 370 mil personas ya fueron contagiadas y esta, preciso, es la cifra oficial.
Aún así, me decía una persona a la que estimo mucho, que es momento de tener “resignación, sabiduría, temple y fuerza para seguir adelante en la vida, y entendimiento para aquellos que están pasando por momentos difíciles ya sea en su salud, por la pérdida de un familiar o de algún ser querido”.
Y, en efecto, esta persona tiene toda la razón. Resignación aunque sabemos que las heridas tardarán mucho tiempo en cicatrizar. Sabiduría para entender y comprender este fenómeno de salud y adoptar las medidas necesarias para evitar ser una víctima más; una estadística más.
Temple y fuerza para ver el mañana, que esperamos sea pronto, y seguir adelante en este camino que nos tocó vivir y al cual nos aferramos tratando de disfrutarlo hasta el momento que la naturaleza nos indique otra cosa.
Y, finalmente, y tal vez lo más importante, es el entendimiento de aquellos que ayer, hoy y tal vez mañana pasaron, pasan o pasarán por momentos muy duros, complejos y difíciles al desprenderse de algún ser amado que haya caído y/o caerá alcanzado por el COVID-19.
Ante todo lo anterior, en un año total y absolutamente atípico, estamos ya en los albores de otro período de 365 días y con la esperanza de que el gobierno cumpla con su palabra de vacunar a todos los mexicanos que así lo deseen en tiempo y forma, así como lo planteó el titular del ejecutivo nacional y su gabinete de salud.
Ojalá se apuren y no llegue el momento que la citada inyección resulte obsoleta debido a las mutaciones o variantes que ya se han detectado en diversas partes del mundo. Ojalá, espero, esté muy equivocado.
¡Feliz Año 2021!…Resignación, sabiduría, temple y fuerza para seguir adelante en la vida…
Me quedo con esto.
