Por: Marco A. Cortez N.
¿Hay motivos para brindar?…Sí, los hay.
Le Doy Gracias a Dios que, hasta el momento de escribir estas líneas, mi familia, mi núcleo familiar, está conmigo; están sanos, y dadas las circunstancias actuales, con actividad laboral. Este es el mayor motivo para brindar por el año que inicia, por una esperanza viva, sólida, y con una Fe enorme, tan enorme como una montaña.
Y brindaré también por mi, porque también gracias a Él aún tengo salud, con los achaques propios de la vida, y además tengo un trabajo que mantiene iluminada mi pasión de toda mi vida. No dejo de lado un brindis por mis familiares y mis amigos, por quienes cada que amanece los recuerdo y pido por su bienestar y su salud.
¿Hay otros motivos para brindar?…Sí, también los hay
Todos quienes están leyendo este texto, estoy seguro, tienen algún familiar cercano, lejano, o amigas y/o amigos que ya no están entre nosotros, incluso muchos de los pensaban hablarnos por teléfono para felicitarnos, pero no fue así, el COVID-19 se los llevó como también otras miles de personas han partido por diversos motivos, enfermedades, accidentes y también por violencia.
Se va 2020 se lleva consigo a cientos de miles de seres humanos. ¿Hay algo qué celebrar?, no. Diría más bien que tenemos muchos motivos para reflexionar acerca de lo que somos y lo que hacemos. ¡Qué afortunados somos quienes aún podemos abrir los ojos y ver el Sol, el cielo azul y sus nubes blancas y nubarrones; sentir el viento, escuchar a las aves, las voces de personas y el ladrido de las mascotas!.
¡Qué afortunados somos!…la pregunta aquí es ¿lo valoramos? ¿nos damos cuenta de lo que está pasando? ¿estamos haciendo lo correcto, algo para evitarlo?.
Pues bien, hoy al brindar recordaré muy bien los rostros de los familiares y los amigos que ya no estarán más conmigo, junto a mi. Lo haré en su memoria y recordaré sus rostros, sus risas, sus alegrías y también sus luchas y sus tristezas.
Finalmente, brindaré por aquellos que nos dejaron hace años, pero que viven en los corazones, en mi corazón; corazón que en este 2020 abrió más espacio para albergar a más nombres, más rostros, más historias y por ningún motivo serán parte de las frías estadísticas que nos dictan a diario.
Al año que se va, 2020, no le debemos nada. Al contrario, sus meses nos arrebataron mucho y se dedicaron a sembrar sufrimiento, dolor y tristeza.
Aún así, con toda esta serie de contradicciones brindo porque haya un mejor año y como siempre lo he dicho, les deseo solo dos cosas: SALUD Y TRABAJO.
Feliz Año 2021.
