El Parlamento de Italia aprobó este martes una norma histórica que incorpora el feminicidio como un crimen autónomo en el Código Penal, imponiendo la cadena perpetua como pena máxima en los casos más graves.
La legislación considera feminicidio a todo asesinato de una mujer motivado por “odio, discriminación, abuso de poder, control sobre ella, para limitar su libertad o en relación con su negativa a establecer o mantener una relación afectiva”. En situaciones donde podrían aplicarse atenuantes, las condenas oscilarán entre 15 y 24 años de prisión.
Hasta ahora, en Italia estos asesinatos podían ser penalizados bajo agravantes en homicidios, pero no existía una figura jurídica específica para el feminicidio. La nueva ley busca cerrar esa laguna.
La norma también amplía las sanciones para otros delitos vinculados a la violencia de género, como el maltrato, el acoso o la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento (“pornovenganza”).
La aprobación coincide con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, lo que subraya el compromiso simbólico y político detrás de la medida.
La primera ministra Giorgia Meloni celebró la aprobación, calificándola como “una señal importante de unidad en la política contra la barbarie de la violencia contra las mujeres”.
No obstante, sectores críticos advierten que si bien la norma representa un avance legal significativo, su eficacia dependerá de políticas de prevención, educación y un cambio cultural profundo: la represión penal, por sí sola, no erradica las raíces estructurales de la violencia de género.
La aprobación de esta ley marca, sin duda, un momento clave en la lucha contra la violencia de género en Italia.


